Belleza

Doctor Calderón Nájera (Clínica FEMM): "La dismorfofobia corporal es un trastorno cada vez más frecuente, ligado a los estándares de belleza irreales"

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La dismorfofobia corporal es un trastorno de la autopercepción cada vez más frecuente, en el que las personas se obsesionan con defectos, reales o imaginarios, en su apariencia física, generando una marcada ansiedad y una baja autoestima. Este fenómeno reciente puede hacer que quienes padecen este problema experimenten sufrimiento emocional, deterioro en sus relaciones interpersonales y, en algunos casos, a tomar decisiones extremas para corregir lo que perciben como "defectos" en su imagen.

"Por desgracia, esta obsesión por los estándares de belleza se ha incrementado significativamente", señala el Dr. Ramón Calderón Nájera, cirujano plástico de Clínica FEMM. "La constante exposición a imágenes manipuladas o seleccionadas favorece la aparición de un sentimiento de inadecuación corporal. Por eso, es fundamental que los profesionales que estamos vinculados a este sector seamos más responsables que nunca respecto a las expectativas, resultados y acompañamiento de cada paciente".

El auge de la dismorfofobia corporal se relaciona con varios factores, entre los que destacan:

La presión social e idealización de la imagen: la omnipresencia de redes sociales y el acceso constante a imágenes "idealizadas" o para las que se han utilizado diferentes filtros generan un ambiente propicio para comparaciones desfavorables y para la internalización de estándares estéticos poco realistas.

  • Las influencias mediáticas: los medios de comunicación y la publicidad refuerzan unos cánones de belleza restrictivos, lo que aumenta la vulnerabilidad de ciertos colectivos ante la percepción de su imagen corporal.
  • La búsqueda de validación: la necesidad de aceptación social y el fomento de la autoexigencia han contribuido a que más personas se sientan insatisfechas con su apariencia, incluso cuando las diferencias son ínfimas o inexistentes.

Diversas asociaciones especializadas en salud mental y en el estudio de la imagen corporal en España, como la Sociedad Española de Medicina Estética, han destacado en sus publicaciones que el impacto psicológico derivado de estas presiones es un factor relevante en el incremento de este tipo de trastornos.

El Dr. Ramón Calderón Nájera indica que, para ejercer una cirugía plástica responsable, es fundamental abordar a los pacientes desde una perspectiva holística que contemple tanto la salud mental como la física. "De esta manera, podemos detectar y prevenir situaciones de dismorfofobia antes de proceder con cualquier intervención", añade.

Cirugía responsable

Así, un protocolo de cirugía responsable basado en la premisa de anteponer la salud integral del paciente debería contemplar estas medidas:

  • Evaluación multidisciplinar: en la que participen equipos de médicos, psicólogos y especialistas en imagen corporal para evaluar cada caso de manera personalizada.
  • Protocolos preoperatorios rigurosos: el objetivo es asegurarse de que las expectativas del paciente sean realistas y que cualquier intervención responda a un deseo genuino de mejora personal, y no a presiones externas.
  • Seguimiento postoperatorio y apoyo psicológico: se ofrece un seguimiento continuo que incluye soporte emocional y asesoramiento para fomentar una recuperación equilibrada y duradera.

El Dr. Ramón Calderón Nájera concluye que en este contexto creciente de dismorfofobia es necesario reflexionar sobre la salud emocional del paciente, para ponerla en el centro de cualquier decisión relacionada con la imagen corporal.

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