La firma chocolatera palentina Trapa cerró el año pasado con unos ingresos históricos de 61,6 millones de euros tras elevar su facturación un 57% respecto al 2023.
Gracias a su estrategia de diversificación de productos y canales de distribución, así como al alto nivel de ocupación de su fábrica, que actualmente se encuentra a un 60% de capacidad, la compañía destaca que se encuentra en un punto de viabilidad económica y financiera a pesar del alza en los precios de los derivados del cacao desde 2023.
Fundada en 1891 por los monjes trapenses de San Isidro de Dueñas (Palencia), Chocolates Trapa consolida así su posición tras algo más de una década en manos de la nueva propiedad que asumió la mala situación heredada por la gestión de la familia Ruíz-Mateos. Desde que en 2013 se produjera el relevo, la chocolatera ha crecido a doble dígito cada año a partir de una facturación que apenas alcanzaba los 1,5 millones de euros entonces hasta tener unas previsiones de 75 millones en ventas en 2025 y alcanzar los 100 millones en 2027.
Según el consejero delegado y presidente de la compañía, Gerardo Fernández Calvo, «hoy somos un motor económico para nuestra región, contribuyendo a fijar población y generando empleo estable. Contamos con un equipo de 168 trabajadores durante todo el año, que se amplió hasta 220 empleados en la última campaña navideña».
Apuesta por la innovación
En la recuperación de la firma han jugado un papel muy importante tanto su apuesta por la innovación como su ambiciosa estrategia de expansión nacional e internacional, de donde ya proceden un 33% de sus ventas, así como la inyección de 63,5 millones de euros por parte de la familia propietaria, de los que más de 40 se han destinado a modernizar su fábrica en Palencia, al desarrollo del equipo humano y a potenciar la I+D+i.
La fábrica de Trapa, construida en 2017 para sustituir la antigua planta, ha sido reconocida por la ingeniería Buhler como la más moderna de España y la cuarta de Europa. Con una inversión inicial de 12 millones de euros, el complejo cuenta con tres líneas de producción: una para coberturas industriales, otra para chocolate convencional y una tercera especializada en chocolate sin azúcar. Además, integra áreas de moldeado, envasado y almacenamiento, lo que optimiza su eficiencia productiva.