
En apenas ocho años, la marca especializada en pollo al carbón de encina LeCoq ha superado los 10 locales en Madrid y ahora busca creer en franquicia y en el canal de alimentación
En noviembre de 2015, Elvira Durand, una ejecutiva procedente de Comess Group (Lizarran), abría en el madrileño barrio de Chamartín un nuevo concepto de restauración organizada que se anticipaba a las tendencias que ahora inundan el mercado. Se trataba de LeCoq by The KiKirí Co., un local con una propuesta gastronómica basada en un viaje por las cocinas de todo el mundo a través del pollo asado al carbón ecológico de encina y con diferentes marinados.
Casi diez años después, tras superar la pandemia y no haber cerrado ninguno de sus restaurantes, la marca cuenta con 12 locales en la Comunidad de Madrid y afronta un nuevo periodo de crecimiento tras adaptar su modelo de negocio y haber estrenado en la T2 del Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas de la capital su primera unidad franquiciada con un socio de referencia como el especialista en restauración en ruta Areas.
"Nuestro plan a cinco años", explica Elvira Durand, "es alcanzar los 40 restaurantes entre franquiciados y propios. No tenemos preferencias geográficas porque LeCoq encaja en cualquier ubicación nacional o internacional, pero queremos tener un número contenido de restaurantes para que la marca siga siendo deseable". Para el arranque de esta primera fase de crecimiento nacional, sin embargo, la directiva apunta a que este año prevé la apertura de seis nuevos establecimientos en zonas del arco mediterráneo como la Costa del Sol, Baleares o Cataluña.

Para dar este salto, la marca mantendrá su estrategia de no hacer ninguna operación de capital y apuesta por una nueva línea de negocio que le aportará el suficiente músculo financiero para abrir locales propios. Se trata de su inminente entrada en los lineales de comida preparada de la distribución alimentaria con sus recetas precocinadas y conservadas en atmósfera protegida y sin conservantes.
Esta iniciativa llega, según recuerda Durand, tras haber inaugurado en 2023 el obrador central en el que han trabajado durante tres años y que les ha permitido, entre otras cosas, remodelar su concepto de restaurante donde antes se cocinaba con dos salidas de humos, una para el horno de carbón y otro para el resto de la cocina. "Ahora, en los locales hemos reformado la operativa y los pollos llegan precocinados y abatidos a baja temperatura de manera que solo hay que regenerarlos en ocho minutos antes de servir con los mismos resultados que en nuestros comienzos", aclara la fundadora de la cadena. "Ahora hemos podido elevar el límite de pedidos de menús navideños a unos 100 por local gracias al obrador".
Anticipación a las dark kitchens
Otro de los alicientes que han contribuido a mantener la cadena en el mercado estos años es fruto también de su anticipación a las tendencias, ya que cuenta desde antes del boom de las dark kitchens con un total de siete marcas virtuales que se cocinan en los mismos locales de la cadena.
Esta simplificación operativa, con la que la marca se vuelve más atractiva para futuros franquiciados, además ha conseguido que LeCoq haya optimizado los costes y requisitos del personal contratado al reconvertir sus cocinas en puntos de regeneración y montaje, así como afrontar una remodelación del servicio en unos establecimientos donde el personal ya no atenderá en mesa y donde las comandas se tomarán en mostradores o desde el teléfono móvil para esperar a que unos robots sirvan el pedido.
Como resultado de esta combinación de fuerzas, la compañía, que abrió el año pasado tres nuevos establecimientos, ha logrado superar en 2024 los 10 millones de euros de facturación, lo que supone un crecimiento global de 27% y del 12% sobre el mismo número de locales que en 2023.