
Los posos de café se han venido utilizando tradicionalmente para abonar las plantas del hogar o emplearlos en huertos domésticos. Pero sus propiedades para mejorar la calidad y biodiversidad del suelo están favoreciendo su salto a la producción agrícola, contribuyendo a su vez a reducir la huella de carbono a través de un proceso de reutilización y economía circular.
Es el caso del sector del vino. El café de Colombia, o más bien sus posos, se están empleando en los viñedos del Somontano. Dentro del proyecto Fertcafe se está llevando a cabo la investigación para el desarrollo de un abono ecológico que se obtendrá revalorizando los posos de café de máquinas de vending. Una iniciativa en la que participan tres empresas con sede en Aragón: Eboca (producción y distribución de café tostado), Defeder (fertilizantes ecológicos) y Viñas del Vero (elaboración de vinos).
Y, aunque el proyecto se centraliza en la provincia de Huesca, todo comienza a más de 8.300 kilómetros de aquí. En concreto, en Colombia. La empresa Eboca compra el café verde en el país colombiano a pequeños caficultores, exclusivamente de fincas ecológicas certificadas. "Lo traemos, lo tostamos en nuestro tostadero ecológico y en cada una de nuestras máquinas se muele para cada servicio. Esto genera un residuo que son los posos", explica Raúl Benito, presidente de Eboca, a elEconomista
Hasta ahora, estos posos de café terminaban en la basura, pero ahora se recoge el 100% en todas las máquinas de la empresa –son habituales en oficinas, hospitales y centros educativos-, y se concentran en la sede de Eboca, en Huesca. Desde aquí se entregan a Defeder, compañía responsable de la formulación de un abono ecológico con estos posos.
El fertilizante con posos de café permite tener la planta más vigorosa y hacerla más resiliente frente a los cambios de temperatura y sequía
La composición de los posos de café, unidos a otros nutrientes aportan a la tierra de cultivo, en este caso los viñedos, unas características especialmente adecuadas para la producción de la uva en los viñedos de Viñas del Vero, en el Somontano de Huesca, con la que se elaborarán posteriormente sus vinos.
La circularidad con Fertcafé es del 100%, puesto que los "posos del café de la mañana sirven para abonar los campos en los que se cultivan las uvas con las que producirá el vino que se consume en la comida o en la cena", añade Raúl Benito.
El objetivo con este proyecto es poder procesar alrededor de 70.000 toneladas de posos de café. "Recibimos los posos de café, que se incorporan a un proceso de compostación", señala Joaquín Saila, cofundador de Defeder, a elEconomista
Con este paso, "entra en la base con estiércoles y pasa al proceso para hacer el fertilizante que utilizará Viñas de Vero", asevera Saila. Un proceso en el que se vigila que se cumplan los parámetros de calidad, así como la cantidad de materia orgánica.
En la elaboración del fertilizante ecológico, los posos de café también se mezclan con diferentes componentes para, posteriormente, hacer una peletización parda darle el formato. Tras este paso, se envasa y se envía a la bodega, situada en la localidad oscense de Barbastro.
En los viñedos de Viñas del Vero es donde continúa todo el proceso. Esta es la primera experiencia de la bodega en aplicar este tipo de fertilizantes con los que se ahonda en la economía circular.
Solo se emplean los posos de café con certificado ecológico
Este fertilizante se va a aplicar en los viñedos de la bodega a la que se realizará un aporte de materia orgánica y nutrientes. Además, el uso de los posos de café permitirá también "aumentar la porosidad del suelo y la capacidad de retención del agua", explica José Ferrer, de Viñas de Vero, a elEconomista
Este tipo de fertilizante ayuda a su vez a estimular la presencia de microbiota en el suelo y contribuyen a que la planta esté más vigorosa. Todos estos efectos tienen otros beneficios de cara a la sequía y el cambio climático que se tiene que afrontar en las producciones agrarias y al que el sector del vino no es ajeno.
Así, con este fertilizante, se cuidan las especies que habitan en el ecosistema subterráneo, lo que es clave para garantizar el buen desarrollo de la vid y que pueda afrontar mejor posibles enfermedades y el estrés producido por las olas de calor y sequía.
"Creemos que tendremos más homogeneidad en el suelo y nos ayudará a bajar el pH. No buscamos aumentar más producción", añade Ferrer. También se espera conseguir una reducción de la huella de carbono por la reutilización de residuos.
De momento, este fertilizante orgánico con posos de café se aplicará solo en una parte de las 540 hectáreas propias de la bodega. "Vamos a ir probando para ver cómo se comporta el viñedo". Los primeros resultados se espera que se vean ya a principios de 2024. Para degustar el vino, habrá que esperar un poco más.