
Estamos más habituados actualmente a que traten de timarnos a través de estafas cibernéticas, pero los robos tradicionales siguen produciéndose y quedarse sin la tarjeta bancaria puede ser un problema si no se actúa a tiempo.
Eliminada hace años la obligatoriedad de presentar el DNI al hacer un pago con tarjeta, cualquiera que se haga con la tarjeta de otro puede utilizarla rápidamente sin que se le requiera identificación y hacer un roto importante a cualquier cuenta bancaria ajena.
Por ello, el primer paso ante un hurto o robo de tarjeta ha de ser comunicar la incidencia a la entidad bancaria, especialmente si se ha podido comprobar que ya han realizado alguna transacción con la tarjeta. El Portal del Cliente Bancario del Banco de España (BE) recomienda, además, "mantener la calma", aunque en este sentido la teoría y la práctica chocan en demasiadas ocasiones.
El caso es que tras avisar al banco de la sustracción de la tarjeta para que la bloquee, desde ese momento los pagos fraudulentos que puedan realizarse no deberían suponer cargos para el perjudicado, y si la tarjeta ha sido clonada el banco deberá hacerse cargo del montante retirado.
Denuncia ante la Policía
Si se dispone de banca móvil podremos comprobar de manera inmediata si se han hecho esos cargos fraudulentos. En todo caso, el siguiente paso tras alertar al banco, que también ha de llevarse a cabo con la mayor celeridad, será denunciar el robo ante la Policía. La copia de la denuncia será fundamental para evitar problemas con los cargos fraudulentos que hayan podido hacernos y que recuperemos el dinero sustraído.
Cuanta más documentación sobre el robo aportemos al banco, más posibilidades tendremos de no tener problemas para recuperar el dinero que nos hayan robado. Habitualmente los bancos se hacen cargo de las cantidades sustraídas, aunque no siempre, y por ello es más práctico facilitarle al banco el mayor número de pruebas de la sustracción, especialmente el testimonio de la denuncia. Se trata de dejar claro que el cliente no es responsable, y de esa manera se elimina cualquier posibilidad de que los cargos repercutan en la víctima del hurto.
Hace solo unos años los bancos acostumbraban a poner trabas a devolver los importes obtenidos fraudulentamente, pero ahora lo tienen más complicado. Pero mientras el banco comprueba la incidencia "debe devolver de inmediato el importe de las operaciones no autorizadas", a más tardar "al final del día hábil siguiente al de la notificación".
Límite de 50 euros
En realidad, las tarjetas bancarias tenían asociadas hasta hace cinco años una franquicia por la cual el cliente pagaba como máximo los primeros 150 euros del importe defraudado, mientras que la cuantía restante corría a cargo de la entidad bancaria, algo válido en España o en cualquier otro país.
Pero desde el 13 de enero de 2018 ese límite quedó reducido por norma a 50 euros a abonar por el cliente, en aplicación de la Directiva Europea sobre servicios de pago. En la práctica, las entidades bancarias establecen sus propios límites y no sobrepasan esos 50 euros. Algunas incluso han eliminado cualquier obligación de pago por parte del cliente.
Cuidado si no es un robo
Si lo que ha ocurrido es que hemos perdido la tarjeta bancaria y han hecho un uso fraudulento de ella, recuperar lo sustraído puede resultar mucho más difícil. Y es que en ese caso se trataría de una negligencia del titular de la tarjeta, que "es responsable de la custodia de las credenciales de seguridad asociadas a su tarjeta", y sería él el responsable de los cargos indeseados, por lo que el banco podría desentenderse.
Así lo confirma el Banco de España, que puntualiza que el cliente debe "custodiar convenientemente" la tarjeta o, de lo contrario, deberá "asumir todas las pérdidas" ocasionadas aunque no hayan sido autorizadas por el titular.
No olvides llamar al banco
Será considerado igualmente un comportamiento "negligente" y, por lo tanto, no se tendrá derecho al reembolso de lo sustraído el hecho de no avisar al banco, aunque se haya formalizado una denuncia ante la Policía.
De ahí la importancia de alertar a la entidad bancaria siempre, y a ser posible a la mayor brevedad. En realidad, los clientes disponen de un plazo de hasta 13 meses para reclamar las cantidades robadas, pero tampoco tiene mucho sentido dejar pasar el tiempo y arriesgarnos a que la tarjeta sea clonada y los cargos indebidos se multipliquen.
Formulario posterior
El robo puede comunicarse al banco por teléfono, por email o por cualquier otro medio efectivo, aunque después la entidad deberá facilitar un formulario donde habrá de exponerse todo lo acontecido, que habrá de rellenarse correctamente y añadir una copia de la denuncia ante la Policía. Habrá de exponerse claramente las cantidades sustraídas y, a ser posible, la fecha y la hora en que fueron realizadas.
Si se comprueba que efectivamente el cargo no ha sido autorizado por el titular de la tarjeta, el banco tendrá la obligación de devolver todo el montante al día siguiente, pero si la entidad bancaria puede probar que los cargos fueron autorizados, bien por una actuación fraudulenta del titular o por pautas negligentes de este, nunca devolverá el dinero y la pérdida la asumirá íntegramente el cliente.
Nunca facilites datos personales
Ocurre lo mismo con otra modalidad de fraude que suele llevarse a cabo a través del correo electrónico, pero también valiéndose de las redes sociales, que consiste en embaucar al titular de una tarjeta para que aporte sus datos personales, incluidos las claves de la tarjeta. En ese caso, aunque hayamos sido engañados, como somos nosotros quienes han facilitado los datos a los ciberdelincuentes, el banco puede desentenderse y tendremos que asumir la pérdida sin más remedio.
Ante esta posibilidad se debe tener en cuenta que los bancos nunca piden datos confidenciales por email. En caso de ser tentados con un email fraudulento o similar, siempre se puede comprobar si es fraudulento contactando con el banco por sus canales oficiales en lugar de contestar al correo y acceder a lo que quieren los cibertimadores.