
Las costumbres están cambiando en los Estados Unidos. Los madrugadores le están comiendo el terreno a los noctámbulos y buena prueba de ello es que cada vez son más los comercios que están cambiando sus aperturas y cierres en diversos establecimientos.
Antes, muchas cocinas estadounidenses podrían cerrar en torno a las 23 horas. Ahora, la nueva tendencia obliga a cerrar a las 20 horas, mientras que las cenas arrancan desde las 17 horas. Un dato que refleja este cambio es que los restaurantes ahora tienen capacidad para el 10% de los comensales entre las 14 y las 17h, frente al 5% en 2019, según refleja Yelp.
"Soy un ave nocturna, así que cerrar el restaurante a las 21 horas me parece muy raro, pero si hay dos o tres mesas en el restaurante y muchos de nosotros estamos de pie, perdemos dinero", asegura Chris Chernock, director del bar de Music Center en el condado de Los Ángeles, en unas declaraciones a Wall Street Journal. Ahora, confiesa que tiene más problemas para encontrar lugares para comer una vez que sale del trabajo.
Otro ejemplo es el de Astrid, un restaurante de lujo ubicado en la ciudad de Los Ángeles, que ahora ofrece su última mesa a las 20.30 horas, cuando antes lo hacía a las 23.00 horas.
En este sentido, los viajes de Uber a restaurantes en la franja de la hora de las 16.00 horas han aumentado casi un 10% desde 2019, indica la compañía, mientras que los viajes a restaurantes después de las 20.00 horas han bajado un 9%.
Otro sector que también está notando el auge de los madrugadores es el de los cines. Kristina Dinino-Jeffords, propietaria del restaurante ROC Cinema en Rochester, Nueva York, estima que su teatro realiza el 75% de su negocio antes del espectáculo de las 20.00 horas (el último turno que se ofrece), frente al 45% en 2019. "Antes teníamos un show de 20.00 o 21.00 en punto con entradas agotadas. Ahora tenemos suerte de llenar 20 asientos de 100", señala Dinino-Jeffords.
Broadway también se está sumando a una tendencia que sería imposible de imaginar hace tan solo unos años. Concretamente, un tercio de los espectáculos que ahora se presentan en Broadway comienzan a las 19 en punto los viernes, según datos de Playbill. "Tradicionalmente, la gente diría que es una mala idea. No hagas un espectáculo tan temprano, porque la gente no tendrá tiempo de llegar a la ciudad desde los suburbios", dice Donnelly. Sin embargo, "ahora estamos viendo este deseo de llegar a casa antes y salir de la ciudad lo más rápido posible".
Incluso los conciertos también están sufriendo alteraciones en sus horarios. En Nueva Orleans, conocida como la ciudad del pecado, el promotor de conciertos River Beats solía programar los actos principales para que comenzaran hasta 01.00 horas. En cambio, en la actualidad, un evento típico comienza a las 18.00 y termina a las 23.00 horas como tarde.
"Notamos una disminución en la asistencia a los eventos nocturnos y una demanda de eventos más tempranos", señala el cofundador Sean Schmidt. "No sabíamos por qué estaba sucediendo, pero así fue, y pronto nos dimos cuenta de que si los promotores que no satisfacían esta demanda probablemente se quedarían atrás".