
A principios de los 2000 ir a cenar a McDonald 's, Burger King o cualquier cadena de comida rápida era sinónimo de pasar tiempo en familia, en la mayoría de casos con niños pequeños. Más de 20 años después y tras una pandemia a nivel global parece que la forma de consumo ha cambiado. Mientras la oferta de restaurantes fast food se ha ampliado, el tamaño de los locales se ha ido reduciendo.

Las zonas de juego junto a los menús infantiles se convirtieron en un gran atractivo para los pequeños del hogar. Pero las restricciones por el coronavirus y las aplicaciones de comida a domicilio como Uber Eats o Deliveroo han causado que cada vez más gente consuma este tipo de alimentos fuera de los establecimientos, según recoge Vox. De hecho, a finales de 2021 los servicios en mesa en Estados Unidos cayeron hasta un 14%, antes de la pandemia este índice era el doble, según NPD Group. Además, el 85% de ocasiones se consume fuera de los propios establecimientos, ya sea en los hogares, en los coches o en las oficinas.
Este fenómeno se conoce como 'cocina digital', y también implica restaurantes más elegantes y compactos que potencian la automatización y la digitalización para preparar lo más rápido posible los pedidos que reciben de aplicaciones móviles y los quioscos digitales. De esta forma, estás deshaciéndose o reduciendo los comedores para poder cubrir la demanda del autoservicio. Esta tendencia se está expandiendo a otras compañías como KFC, Burger King, Sweetgreen o Chipotle. Incluso Starbucks está sumándose.
Un arquitecto especializado en este tipo de establecimientos, Steven Baker, apuntó que con la desaparición de estos espacios, las compañías podían trasladarse a locales más pequeños y, por tanto, ahorrarse los gastos de alquiler, que son especialmente caros en el centro de las ciudades. Esta transformación también está afectando al mercado laboral. Así, en abril McDonald's anunció cientos de despidos en las oficinas corporativas para destinar este capital en nuevos locales y desarrollar el negocio digital y la automatización de los procesos.
Todo esto está ocurriendo en un contexto de "renacimiento" en el mercado de la comida rápida, según describe Adam Chandler, autor de Drive-Thru Dreams. En 2022, la compañía del Big Mac registró un beneficio de 6.100 millones de dólares y un 10% más en ventas, a pesar de que cada vez el servicio es más caro. "En muchos lugares, la gente está dispuesta a pagar el doble de una caja de donuts para que unas patatas fritas grandes lleguen 20 o 30 minutos más tarde, ligeramente empapadas", afirma Chandler.
— DTX Daily (@dtxdaily) December 21, 2022
En Texas, EEUU ya ha abierto el primer McDonald 's que está totalmente automatizado. Un sistema que si se aplica en todos las tiendas, supondrá más despidos de los camareros y cocineros. Actualmente se está viviendo una situación totalmente contraria ya que la escasez de este tipo de empleados persiste desde hace años. Pese a que se han subido los honorarios, la gente no se ve atraída por este agotador y peligroso sector, afirma Vox.
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Por otro lado, las empresas están tratando de buscar soluciones a las largas colas que se producen en los drive-thru. Taco Bell parece haber tomado la iniciativa con su nuevo modelo de establecimiento con cuatro carriles que cuentan con un ascensor vertical que entrega los pedidos.
Estos modelos de consumo también van ligados a un tiempo de espera por parte de los clientes más acotado. De hecho, el 42% de los consumidores de comida rápida afirma que el tiempo de espera que consideran aceptable en este tipo de restaurantes es de cinco minutos o menos, según un informe de Deloitte. La automatización es una de las vías para satisfacer a estos clientes. Sin embargo, uno de cada tres afirma que no quiere ver robots preparando su comida, según Big Red Booster. Parece que las cadenas tendrán que pensar una nueva estrategia para convencer a su público.