Retail - Consumo

Bruselas plantea avalar con datos científicos la etiqueta 'verde' para evitar el 'greenwashing'

  • Según un estudio de la Comisión Europea el 40% de las acciones verdes no han sido corroboradas
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Bruselas quiere establecer criterios claros que amparen la etiqueta de verde y evitar el greenwashing de las empresas. Es así que la Comisión Europea ha presentado este miércoles una propuesta que fija unas líneas comunes para evitar, precisamente, el blanqueo ecológico y que incluye como requisito la evidencia de datos científicos.

Concretamente, la propuesta de directiva establece una serie de elementos para a verificar que los productos bajo etiquetado verde efectivamente lo son. Por lo que las empresas deberán proporcionar evidencia científica, la comparación entre productos deberá realizarse bajo estándares de competencia justa y se vetará el uso de etiquetado que no se ampare bajo las reglas comunitarias.

Según esta propuesta, que deberá ser aún debatida por los Veintisiete y la Eurocámara, serán los Estados miembro los encargados de velar por que las empresas respecten los criterios que establece la directiva. En este sentido, serán responsables de fijar una figura que verifique y aplique tales normas de forma independiente.

La idea es dotar de claridad a los consumidores de que algo que se etiqueta como verde es realmente verde, estableciendo unas reglas comunes para las firmas que quieran llevar acciones verdes. Por la parte empresarial, el planteamiento de Bruselas contribuirá a fortalecer el trabajo de aquellas firmas que hacen un esfuerzo real en términos de sostenibilidad medioambiental. Y es que el objetivo es que estos productos sean más fácilmente reconocibles por los consumidores.

No en vano, según un estudio elaborado por el Ejecutivo comunitario, hasta el 53,3% de las acciones tildadas de verdes o sostenibles son vagas o infundadas y el 40% no han sido corroboradas. Así es que, a través de unas reglas unificadas, Bruselas trata de dar respuesta a cualquier tipo de etiqueta sin fundamento.

Las compañías deberán verificar y aportar datos científicos que los productos que venden como verdes efectivamente lo son. Además, de este prerrequisito, también se verán obligadas a identificar el impacto medioambiental de sus productos, así como cualquier posible compensación a realizar en este sentido.

En esta línea, Bruselas quiere que las empresas comuniquen de forma clara el impacto medioambiental de su producto y que, si se compara con otros, tal proceso debe basarse en información y datos equivalentes. Por otro lado, no permitirá declaraciones o etiquetas que utilicen una puntuación agregada del impacto medioambiental global del producto.

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