
Ha sido una semana complicada para Live Nation Entertainment, propietaria de Ticketmaster. La preventa de entradas para la próxima gira de Taylor Swift, la primera en cuatro años, se ha saldado con millones de fans y la propia cantantes enfadados. Y, por si todo esto no fuera suficiente, el Departamento de Justicia de EEUU está investigando a la compañía por posible violación de las leyes antimonopolio.
Todo comenzó el pasado martes, cuando los millones de swifties -como se conoce a los fans de Taylor Swift- intentaron comprar entradas para la gira The Era en Ticketmaster, el portal que comercializa en exclusiva casi todos los conciertos de la artista. Los nervios y la emoción por ver a la cantante fueron pronto sustituidos por la impotencia y el enfado al encontrarse tiempo de espera de varias horas. En un momento dado, la web incluso llegó a colapsarse. Aunque finalmente se vendieron más de 2 millones de entradas -todo un récord en un solo día-, muchos se quedaron sin ellas y las redes no tardaron en llenarse de mensajes de enfado.
Ante esta situación, Ticketmaster respondió diciendo que no había sido culpa suya, sino de los bots y, sobre todo, de Taylor Swift, quien es "demasiado famosa". "La idea era que el portal estuviera abierto para 1,5 millones de fans verificados, pero recibimos 14 millones de visitas", afirmó Greg Maffei, el presidente de Live Nation Entertainment, a la revista Rolling Stone. La compañía también ha asegurado que no se están revendiendo tantas entradas en los mercados secundarios como suele ocurrir. En concreto, un 90% menos.
En un intento por evitar nuevos problemas, el portal decidió cancelar la venta general de entradas que tenía prevista para el viernes, aludiendo que el inventario de entradas restante era "insuficiente para satisfacer esa demanda".
Por su parte, Taylor Swift utilizó su cuenta de Instagram para expresar su enfado por lo ocurrido. "No voy a poner excusas a nadie porque les preguntamos, en múltiples ocasiones, si podían manejar este tipo de demanda y nos aseguraron que sí", escribió, sin citar directamente a Ticketmaster o Live Nation. A lo que añadió que espera poder "ofrecer más oportunidades para que todos nos reunamos y cantemos estas canciones", en referencia a los fans que se quedaron sin entradas tras largas horas de espera.
Sin embargo, estos sucesos no son los que han motivado que el Departamento de Justicia de EEUU abra una investigación a Live Nation por antimonopolio, según publica The New York Times. Lo cierto es que la compañía lleva en el punto de mira de esta división desde que aprobó su fusión con Ticketmaster en 2010, que la convirtió en un gigante del entretenimiento en vivo sin rival a su altura, en términos de poder o alcance. Además de organizar miles de eventos y vender cientos de millones de entradas al año, también representa a más de 450 artistas -entre los que no se encuentra Taylor Swift- a través de 100 managers, según su último informe. Es decir, es una de las mayores potencias de esta industria en cuanto a gestión de cantantes.
Live Nation se ha defendido diciendo que "se toma en serio sus responsabilidades en virtud de las leyes antimonopolio y no se involucra en comportamientos que podrían justificar un litigio antimonopolio". Por otro lado, ha defendido la competitividad de los mercados de promoción de conciertos y de venta de entradas.
Todo esto se ha dejado sentir en el precio de las acciones de Live Nation. Desde la apertura del mercado el martes, su valor ha caído un 12,42%, pasando de los 75,60 dólares a los 66,21 dólares al cierre del viernes.