Retail - Consumo

Así es Squeeze, el estudio de masajes que mueve millones de dólares mediante franquicias

  • En su primer año, ingresó 1,6 millones de dólares
  • Quiere desarrollar entre 300 y 500 franquicias en todo EEUU para 2030
Un estudio de masajes Squeeze. Foto: Squeeze

Los estudios de masaje Squeeze supieron ver el potencial del autocuidado mucho antes de que estallará la pandemia. Creada por Alli Webb y Michael Landau, fundadores de la marca de cepillos para el pelo DryBar, y la antigua vicepresidenta de marketing de esta compañía, Brittany Driscoll, con el objetivo de perturbar el sector del bienestar, esta startup se ha convertido en apenas tres años en una franquicia de vanguardia que mueve millones de dólares.

Fundada en 2019, Squeeze nació pisando fuerte: su primer local, ubicado en Studio City (California), consiguió casi 1.000 miembros e ingresó 1,6 millones de dólares en su primer año. Desde entonces, la startup ha añadido a su portfolio otros 50 establecimientos y se ha propuesto desarrollar entre 300 y 500 franquicias en todo EEUU para 2030.

La idea es sencilla: hacer que la gente se sienta bien mediante el autocuidado accesible y personalizado. Para conseguirlo, los fundadores de Squeeze se deshicieron de los "establecimientos mediocres con descuentos o spas excesivamente caros", las dificultades para reservar una cita y los masajes "que nunca tenían la presión adecuada". En su lugar, ofrecen elegantes estudios, precios estandarizados y una app a través de la cual los clientes pueden reservar sus citas, dar propia e, incluso, marcar sus preferencias de presión y música. Esto, además de mejorar la experiencia del consumidor, ha permitido a la compañía prescindir de un equipo de ventas para las franquicias.

Asimismo, Webb, Landau y Driscoll han sabido ver que su negocio no tiene que hacer feliz solo a los clientes, sino también a sus empleados. "Si los trabajadores están realmente contentos y les gusta venir a trabajar cada día, se puede crear algo muy especial", señala Driscoll, actual CEO de la compañía.

Sin embargo, la clave de su éxito es su modelo de negocio. Partiendo de lo aprendido en DryBar -que en aquel momento tenía un 40% de franquicias y un 60% de propiedad corporativa-, los tres fundadores decidieron que Squeeze fuera una franquicia desde el principio. Los socios operativos, como denominan a los franquiciados, deben realizar una inversión de entre 493.623 y 662.728 dólares. A cambio, ellos reciben un manual de operaciones de más de 470 páginas, un curso con el jefe de desarrollo de la división de franquicias y una entrevista con la CEO de Squeeze. En ese sentido, Driscoll asegura que se trata de "una experiencia muy personal" que sirve para que ambas partes se conozcan y se establezca "una conexión más allá de la incorporación", según recoge Business Insider.

Otra franquicia de éxito

DryBar y Squeeze son la prueba de que las franquicias se han convertido en una opción para aquellas compañías que intentan expandirse, pero no se trata de una tendencia exclusiva del sector del bienestar. Ejemplo de ello es la marca de galletas Crumbl.

En 2017, Jason McGowan y Sawyer Hemsley propusieron ofrecer a la gente la galleta perfecta y, con tal fin, fundaron esta compañía familiar. Empezaron con un local propio en Utah (EEUU). Cinco años después, se ha expandido por el resto del país mediante franquicias y ya cuenta con más de 600 pastelerías en 47 estados, lo que la convierte en la empresa de galletas de más rápido crecimiento de la nación norteamericana, según su propia página web.

Crumbl es conocida por su menú rotativo. En 2018, la compañía estableció que cada semana se ofrecerían cuatro sabores, entre los que siempre estaban las clásicas galletas de chocolate con leche. Desde entonces, los pasteleros han ido añadiendo nuevos sabores, siempre en la búsqueda de recetas únicas y deliciosas.

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