
Tras ejercer como director general en el mercado ibérico a finales de los años 80, Christophe Bonduelle es desde 2018 presidente del grupo alimentario francés, posición que compagina desde 2005 al frente de la Fundación Louis Bonduelle, para ejercer el liderazgo en la transición a un nuevo modelo alimentario más sostenible.
En el contexto actual, ¿qué evolución esperan que de su negocio?
Hemos cerrado el ejercicio fiscal 2021-2022 con un crecimiento de alrededor del 2% en el perímetro comparable y un beneficio de alrededor del 3,5%. Es un crecimiento fuerte en medio de una crisis importante de inflación y de guerra, además de sanitaria. Hoy en día movemos un negocio de alrededor de 2.900 millones de euros en los mercados en los que operamos, principalmente Europa y Norteamérica.
Su firma avanza hacia los dos siglos en la industria. ¿Qué paralelismos ve entre los retos que afrontaba en el siglo XIX y los actuales?
En 1853 nuestra actividad giraba en torno a la destilería de alcohol, una primera transformación de una materia prima agrícola. Después pasamos a los vegetales y cereales, una evolución muy importante pero siempre desde el eje claro de la transformación de una materia agrícola, pero sin variarla en esencia. Nuestra misión está fundamentalmente en llevar hasta el plato de los consumidores la naturaleza lo menos transformada posible, con el mínimo de manipulación y conservantes. En este sentido no hemos cambiado mucho, lo que es diferente es la conciencia de la población sobre sus hábitos alimentarios.
¿Cómo valoran la revolución que está viviendo la dieta en los países occidentales en favor de las proteínas de origen vegetal?
La población está comprendiendo que su forma de consumir alimentos está generando un impacto directo sobre su salud y sobre el planeta. Este cambio ha empezado por los jóvenes. Según los estudios que hemos realizado desde la Fundación Louis Bonduelle, son los jóvenes de entre 18 y 25 años los que mayor conciencia tienen sobre la necesidad de cambiar la forma de alimentarse para reducir el consumo de agua y de energía. Es una revolución que queremos apoyar. Este es el sentido de nuestra empresa y de la creación en 2005 de la fundación, para servir de herramienta en esta transición alimentaria.
Da la sensación de que las dietas flexitarianas se empiezan a imponer. ¿Contemplan este escenario como un horizonte real?
Nuestro objetivo claro es poner el vegetal en el centro del plato, no como una guarnición. No queremos luchar contra la proteína animal, pero sí apoyar a través de nuestra fundación a esa población más joven que busca poner menos piezas de proteína animal en sus platos.
¿En qué se traduce este apoyo?
En nuestro compromiso B! Pact. Una iniciativa transversal que nos implica como industria, pero también a los agricultores y los consumidores, para promover una alimentación saludable y sostenible. En este sentido, este año lanzaremos desde la fundación la iniciativa Let's Vegg'Up una convocatoria para empresas y emprendedores para impulsar proyectos que busquen mejorar el acceso a la alimentación vegetal y cambiar los hábitos hacia una dieta plant based.
"Buscamos una mayor producción local para evitar los problemas del transporte"
Las corporaciones parecen cada vez más preocupadas en devolver a la sociedad parte de lo que obtienen. ¿Qué posición mantiene su compañía en este contexto global?
Como empresa estamos presentes en más de un centenar de países, en siete de los cuales además también lo estamos con la fundación. Tenemos 40 fábricas en todo el mundo. Hace dos años, con B! Pact, cambiamos nuestra estrategia. Antes queríamos ser los líderes mundiales en alimentación vegetal. Ahora queremos ser mejores para el mundo y el consumidor. Más que en las cifras de venta, queremos trabajar en la mejora de la calidad de nuestra huella.
Tras haber garantizado altos estándares de seguridad alimentaria, ¿es el de la sostenibilidad el principal objetivo de su sector?
Sí. … Antes la comida tenía un fin únicamente alimentario, sin entender que la manera de consumir tenía una importancia para el planeta. Esto ha cambiado desde hace 20 años. Nuestro objetivo como empresa ahora es participar en la mejora del mundo; un verdadero punto de inflexión en nuestra estrategia comercial, sin duda. Un enfoque más dirigido hacia la calidad que a la cantidad.
Además, se enfrentan a unos riesgos de operar en un mercado globalizado como el alza de precios del transporte, las materias primas, etc.
Queremos cambiar esta situación de manera que no nos afecte tanto. Queremos reducir nuestra huella de carbono en el transporte y enfocarnos en una mayor producción local para evitar los problemas derivados del transporte, tanto logísticos como medioambientales. Es imposible transportar a largas distancias productos como judías verdes, guisantes o maíz porque tiene un impacto sobre la calidad nutricional del producto, pero también sobre el planeta. Nuestra estrategia pasa por instalar nuestras fábricas y campos de cultivo lo más cerca posible de las poblaciones, es el motivo de tener tantas plantas.
"Más que en las ventas, queremos trabajar en la mejora de la calidad de nuestra huella"
¿Cómo afecta esta estrategia de localización a España?
Actualmente tenemos presencia en Portugal para productos como pimientos o calabacines. En España estuvimos hasta hace 10 años con una planta de congelados. Sin embargo, uno de los objetivos de nuestra estrategia actual pasa por volver a producir de manera local en España.
Su compañía ha sido ejemplo en innovación, primero desde el mundo de las conservas y, posteriormente, con el desarrollo de la cuarta y quinta gama. ¿Hacia dónde se dirigen sus esfuerzos ahora?
Sobre todo en el terreno del packaging tras habernos integrado en el pacto mundial para la reducción del plástico. Así, en España lazamos unos productos como Lunch Bowl muy prácticos y con unas necesidades menores de embalaje. La innovación constante es parte de nuestra historia y ahora la desarrollamos desde el eje de la economía circular. Aunque mantenemos estrategias de innovación diferenciadas por países, en todos nos enfocamos en la producción local, la reducción del transporte y de la huella de carbono con el objetivo de lograr las cero emisiones en 2035.
¿Qué otros objetivos se marcan en el ámbito de la sostenibilidad?
Queremos que el 80% de los agricultores asociados a Bonduelle se mantengan una línea regenerativa para 2030 y que el 100% de nuestro embalaje esté diseñado para ser reciclable o reutilizable en 2025. Y para ese mismo año también queremos que el total de los cultivos que nos aprovisionan empleen técnicas agrícolas alternativas.