Tras sufrir dos años de restricciones prácticamente ininterrumpidas, Cirsa logra dar la vuelta a su cuenta de resultados. El líder español del sector del juego consiguió unas ganancias de 6,6 millones de euros en el primer trimestre de 2022 para anotarse sus primeros desde el estallido de la pandemia. El grupo incluso cerró el mes de marzo con un Ebitda superior al que lucía a las mismas alturas de 2019.
La compañía catalana celebró este miércoles su vuelta a los números negros; un registro que no obtenía desde el último trimestre de la vieja normalidad, cuando ganó 53,3 millones. La cifra actual es todavía inferior, pero el grupo aspira a que los resultados crezcan mientras desaparecen las limitaciones al ocio y la hostelería.
De hecho, el Ebitda de Cirsa es ya mayor al de hace tres años y alcanza los 118 millones de euros, el 14,2% más. La compañía también se acerca a los niveles de ingresos que lucía antes del virus. En el primer cuarto de 2022 facturó 378,1 millones, ligeramente por debajo de los 379 millones prepandemia, pero muy por encima de los 156,4 millones del pasado ejercicio.
"Nuestros planes nos han permitido afrontar y dar respuesta a un contexto pasado de fuertes restricciones y, sobre todo, registrar una rápida y sólida recuperación cuando las limitaciones se fueron suavizando y permitieron más horas de actividad", destacó el presidente ejecutivo de la compañía, Joaquim Agut.
Cirsa tiene camino por recorrer: ómicron y Marruecos frenaron la recuperación
El motor de la mejoría fue el negocio en España, donde Cirsa prácticamente ya volvió a la operativa previa a la pandemia. En Latinoamérica se mantiene la tendencia positiva a medida que las limitaciones de aforos se relajan.
"Los resultados son mejores que nuestras estimaciones previas", explica la firma controlada por el fondo Blackstone. Para el segundo trimestre se mantienen las previsiones de un Ebitda de entre 126 millones y 131 millones.
Sin embargo, la organización tiene todavía por recorrer. Para empezar, porque el primer trimestre del año estuvo todavía marcado por la variante ómicron, que provocó un descenso de la actividad en mercados como el español. Además, no abrió los casinos en Marruecos hasta el 5 de mayo, por lo que los resultados no se verán hasta la segunda mitad del año.