Renta Fija

El bono del Tesoro de EEUU se prepara para un annus horribilis

Muchos gestores de renta fija perdieron el norte en 2014. El año que acabamos de dejar atrás demostró lo difícil que es acertar a la hora de indagar en los niveles de rentabilidad para los bonos del Tesoro de EEUU. Contra todos los pronósticos: riesgos geopolíticos, debilitamiento de la recuperación mundial y reajustes en los fondos de pensiones, el bono estadounidense a largo plazo ha sufrido un rally impresionante, manteniendo una rentabilidad del 2,20%, o incluso menos, y alejándose del 3,04% con el que despidió 2013.

Sin embargo, el pesimismo ha comenzado a alimentar el estado de ánimo de muchos gestores, que se preparan para el incremento de rentabilidad más agresivo desde 2009, cuando la crisis y la recesión dominaban la psique de propios y extraños.

Los bonos del Tesoro a 10 y 30 años se han convertido en bombas de relojería para la cartera de aquellos inversores conservadores que pronosticaban que el camino hacia la normalización monetaria comenzaría a dejarse notar en la rentabilidad de la deuda pública de EEUU. "Los bonos del Tesoro a largo plazo, especialmente a 30 años, han sido los claros ganadores del mercado de renta fija durante buena parte de diciembre, perjudicando a los gestores que se preparaban para una subida de los intereses en esta clase de activos", explica Sarah Bush, analista de Morningstar.

Fin de la compra de bonos

No es para menos, pese a que la Reserva Federal dio por finiquitada en octubre su tercera ronda de compras de bonos del Tesoro y activos respaldados por hipotecas desde 2008, los vaivenes en los mercados emergentes y el estancamiento de los salarios a este lado del Atlántico provocaron que los retornos de la deuda pública del país alcanzaran máximos no vistos desde 2011. Dicho esto, los gestores siguen empeñados y reiteran su posición de cara al año que acabamos de estrenar. Según una encuesta realizada por la agencia Bloomberg, entre 74 economistas y estrategas, los bonos del Tesoro de EEUU a 10 años, utilizados como referencia a la hora de fijar créditos al consumo e hipotecas, podrían terminar 2015 con una rentabilidad del 3,01%, un incremento que casi duplica el pronosticado en 2013 para el año que hemos dejado atrás.

Precisamente por el boom alcista registrado en 2014, los expertos apuntan que la corrección es inminente. Es por ello que muchos gestores ignoraron la "paciencia" mostrada por la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, durante su última rueda de prensa celebrada el pasado 17 de diciembre al referirse a la próxima subida de tipos de interés, que se mantienen entre el 0 y el 0,25% desde finales de 2008. "La Fed comenzará a hacer más rígida su política monetaria en el 2015, pero sólo a un ritmo suave, probablemente terminando en un punto final históricamente más bajo que en ciclos anteriores", señala Lee Kempler, director ejecutivo del Instituto de Inversiones de BlackRock. De acuerdo con las previsiones publicadas por el banco central de EEUU, la Fed tiene previsto terminar 2015 con los tipos de interés en el 1,125%, sin embargo el consenso del mercado estima que esta cifra debería situarse en el 1% o incluso menos.

En este contexto, tampoco se debe olvidar que con Japón intentando no caer en una recesión y la eurozona evitando quedar estancada, sus respectivos bancos centrales recogerán el testigo de la Fed a la hora de seguir garantizando la liquidez y los estímulos monetarios. Esto debería incrementar la demanda de bonos del Tesoro a 10 años, cuyo rendimiento ya aventaja en más de un 1% al de sus homólogos entre el Grupo de los Siete, su mayor brecha desde 2006.

Pero aunque los oráculos de la renta fija apuntan a una subida de tipos de interés por parte de la Fed en 2015, no se puede poner la mano en el fuego. No debemos olvidar, como apunta, Joseph LaVorgna, economista jefe de Deutsche Bank, que el Comité de Mercados Abiertos de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) "no contará con ningún halcón en la mesa de votación" durante este año, un hecho que podría invitar a retrasar el encarecimiento del dinero. De hecho, Adam Parker, estratega jefe de renta variable estadounidense de Morgan Stanley, no espera una subida de tipos hasta 2016.

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