Hasta ahora, el deterioro de los bonos no ha podido frenar la recuperación bursátil. Pero se multiplican las señales de un posible agotamiento de la renta variable si prosigue el alza de los tipos a largo (los de los bonos, que se mueven al revés de su precio).
¿El alza de los tipos puede matar a la bolsa? Con un tipo a 2 años por encima del 5% en Estados Unidos y los bonos a 10 años a punto de romper ese nivel, merece la pena refrescar la memoria. Históricamente, sabemos que la bolsa empieza a sufrir con tipos a largo por encima del 4,75%-5% en Europa, y entre el 5%-5,5% en Estados Unidos. Eso quiere decir que la relación entre los bonos y la renta variable cambia al alcanzar ese nivel de tipos.
Si se encuentran por debajo de la zona crítica, un alza de las rentabilidades indica un crecimiento económico más fuerte y anuncia una mejora de los beneficios de las empresas: bajan los precios de los bonos, suben los tipos y suben las bolsas. Pero cuando cruzan la línea roja, los 25 últimos años nos enseñan que la subida de los tipos empieza a reflejar un empeoramiento de las expectativas de inflación, y no un crecimiento más fuerte de laeconomía. Bajan las valoraciones y baja la renta variable, mientras prosigue el alza de los tipos a largo.
Es bastante raro que, en materia de bolsa, la historia se repita de forma idéntica. Por eso, no vamos conceder una importancia exagerada a estas correlaciones de largo plazo, a menudo demasiado inestables para ser fiables. Más llamativo es el hecho de que otras herramientas analíticas tampoco descarten que estemos pisando un terreno peligroso si prosigue la subida de los tipos.
¿Se acuerdan del modelo de la Fed? Tuvo sus horas de gloria bajo el mandato de Alan Greenspan. Su principal virtud no es acertar al 100%, sino brindarnos una fórmula transparente para chequear el grado de peligro que implica una subida de los tipos. Su filosofía es simple: medir las expectativas de beneficios de las empresas, relacionarlas con los precios de la bolsa (es decir, el famoso PER, múltiplo entre precios y beneficios, pero a la inversa) y luego comparar la tasa de beneficios con el rendimiento de los bonos.
Howard Simmons, de Realmoney.com, ha realizado un estudio que compara el bono a 10 años y el índice Russell 3000 (ver el gráfico abajo). La infravaloración o sobrevaloración de la renta variable frente a la renta fija se mide en porcentaje, con el cero como punto neutral. Un signo menos (-) indica infravaloración.
Ahora mismo, el gráfico nos dice que la bolsa no estuvo tan cara respecto a los bonos desde 2005.No obstante mantiene una ligera infravaloración. Traducción: el reciente deterioro de la rentafija se ha comido casi todo el 'bonus' que la renta variable obtenía de unas rentabilidades de los bonos históricamente muy bajas. Pero tampoco estamos en zona de claro peligro por una razón muy simple: las expectativas de beneficios de las empresas han crecido más rápidamente que los tipos a largo.
Eso nos deja con una buena noticia y otra mala, como en los chistes. La buena es que Wall Street aguanta unos tipos alrededor del 5% sin una corrección importante, al menos hasta ahora. La mala es que probablemente estemos entrando en territorio comanche: el otro gráfico nos muestra que las empresas americanas con más crecimiento de beneficios están ya en situación de sobrevaloración. Un hecho bastante preocupante para Wall Street si no se frena el deterioro de los bonos o si el mercado deja de revisar al alza los beneficios previstos para 2008.