Renta Fija

Nuevos descensos de la renta fija: alcanza su rentabilidad más alta en un año

Los bonos americanos descuentan ya una economía más fuerte en la segunda mitad de 2007

La euforia que se ha vivido en Wall Street en los últimos meses ha ocultado que se están larvando importantes movimientos en otros mercados que pueden tener un efecto muy importante –y negativo- también en la bolsa.

Uno de ellos ha sido la caída del dólar, que de momento se ha frenado. Otro es la vuelta a las subidas del petróleo de la que hablamos en esta sección hace unos días. Y el más importante es el de la deuda, que ayer se hizo patente en toda su crudeza.
Los bonos a 10 años de EEUU cayeron a su precio más bajo del año, lo que equivale a decir que su rentabilidad alcanzó el nivel más alto del año: 4,857%.

Los comentaristas achacaban anoche este comportamiento a los fuertes datos económicos conocidos ayer en ese país: las ventas de viviendas nuevas y los pedidos de bienes duraderos. La idea es que esta fortaleza puede retrasar el inicio de las bajadas de tipos, que muchos veían próximas tras la mejora de los últimos datos de inflación.

Sin embargo, el movimiento de la deuda es mucho más amplio que una caída puntual en un día determinado. Viene de antiguo y tiene pinta de ir mucho más allá, porque hay sólidas razones técnicas y fundamentales para ello. Y cuando ambos tipos de análisis coinciden, es raro que el mercado vaya en sentido contrario.

Técnicamente, los seguidores de Bolságora saben que la caída de los precios de los bonos, en Europa y EEUU, ha sido violentísima en los últimos meses y que sólo la sobreventa tan exagerada que registra este mercado puede conceder una pausa a los inversores. Hace semanas que se han confirmado a ambos lados del atlántico grandes figuras bajistas de largo plazo, algo que no había ni siquiera en las grandes crisis de la deuda de 1993 y 1998. En consecuencia, la caída actual puede ser el inicio de una tendencia aún más proocupante.

El fantasma del crecimiento

Por el lado fundamental, la deuda parece estar descontando un escenario de mayor crecimiento económico, mayor inflación y mayores subidas de tipos. hay que tener en cuenta que lo que está ocurriendo es una normalización de la curva de tipos, que llevaba muchos meses invertida (los tipos a corto plazo eran más altos que a largo plazo, cuando lo normal es recibir una rentabilidad más alta cuando se presta el dinero durante más tiempo).

Aunque para algunos esto es una buena noticia porque aleja el fantasma de la recesión que suele anunciar la curva de tipos invertida, hay que ser conscientes de que esta normalización no se ha producido por una caída de los tipos a corto, sino por una subida de los tipos a largo. Lo cual nos alerta de que el peligro puede seguir ahí, y nos dibuja una posibilidad inquietante: que la reactivación de las expectativas de crecimiento coincidan con un nuevo repunte inflacionista que obligue a Bernanke a subir los tipos cuando todo el mundo esperaba que los bajara.

Es como el cuento del pastor mentiroso y el lobo: se ha dicho tantas veces que viene el lobo, que el día que venga de verdad, va a coger por sorpresa a todo el mundo. Tal vez no sea el escenario central, pero el dilema de Bernanke entre bajar los tipos para evitar un debilitamiento de la economía y mantenerlos o subirlos para controlar la inflación subyacente nos ilustra que es posible. Y si Bernanke se equivoca, por acción o por omisión, pasará de posible a probable.

En todo caso, los fondos de renta fija –los más populares entre el conservador inversor español- empiezan a acumular unas pérdidas intolerables para muchos. Como ya ocurrió en las anteriores crisis de la deuda, muchos van a descubrir que la renta fija no es tan fija.

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