El expresidente Felipe González vaticinó en su día que España corría el peligro de italianizarse. No lo dijo por la explosión artística del Renacimiento en nuestro país, sino por la configuración del Parlamento, ejemplo en tres elecciones consecutivas de una fragmentación del voto y de un mapa variopinto, donde los pactos son asignatura obligada.
En esta nueva legislatura, que arrancará el próximo 21 de mayo con la constitución de las mesas de las dos cámaras legislativas -el Congreso y el Senado- se incorpora un nuevo actor a la escena política. Se trata de Vox, formación a la que recientemente el Partido Popular ha colocado en el arco ideológico de la ultraderecha.
Sin experiencia en el Parlamento español, Abascal desembarca en la Carrera de San Jerónimo con 24 diputados. Lo hace con la convicción de que es el único partido que defiende la esencia de la nación frente a "progres, izquierdistas, nacionalistas, golpistas y la derechita cobarde".
En esta ocasión, en el arco parlamentario estarán representados los siguientes partidos con sus consiguientes escaños: el Partido Socialista con 123 escaños, el Partido Popular con 66, Ciudadanos con 57 diputados, Unidas Podemos con 42, sumando a su formación los siete escaños de ECP-Guanyem el Canvi, Vox con sus flamantes 24 diputados, ERC con 15 escaños, Jxc con 7, PNV con 6 diputados, EH Bildu con 4, Coalición Canarias con uno más que en la anterior legislatura, con dos; Navarra Suma (unión de Unión Navarra, PP y Cs) con dos diputados, Compromís con un escaños y, por último, el Partido Regionalista Cántabro con un escaño, estrenándose como Vox en la Cámara Baja.
Teniendo en cuenta que nuestro parlamento tiene 350 escaños divididos entre tres áreas (116 sillas), a modo de quesitos, y teniendo en cuenta también el resultado fraccionado de las urnas, en la primera porción del hemiciclo, mirando de frente a la derecha, se sentarán juntos o habrán de compartir sección el Partido Popular y Ciudadanos. Es decir, que veremos muy cerca, prácticamente al lado, a los diputados populares y los naranjas, y a sus líderes compartiendo la misma bancada.
Como la suma de votos total entre los dos partidos alcanza los 123 escaños -paradójicamente, el mismo número de diputados que ha obtenido Pedro Sánchez en las urnas-, populares y naranjas no tendrán más remedio que ocupar también la porción de quesito que se sitúa en medio del hemiciclo. Y esta misma casuística será la del PSOE. A los de Sánchez le sobran cinco diputados para estar todos juntos en la misma sección de la izquierda, y estos dirigentes tendrán que sentarse muy probablemente con los diputados de Unidas Podemos.
Pero, ¿qué ocurrirá en la sección intermedia del Parlamento, a la espera de que se designen los escaños, lo que quedará claro apenas unos días antes de la constitución de las mesas? Así podrían ser las ubicaciones.
'Italianización' a la española
Si morbo será lo que produce ver muy próximos a Pablo Casado y Albert Rivera, conociendo de antemano que el líder de Ciudadanos quiere encabezar también el liderazgo del principal partido de la oposición –aunque les separa entre ellos nueve escaños de distancia–, la imagen que acabará empatando en esta nueva legislatura va a ser la del quesito multipartidista del centro, claro ejemplo de cómo la política española se ha italianizado, o dicho de otro manera y desde otra óptica política, revela la pluralidad ideológica del país.
Pues bien, en este lugar del hemiciclo podremos ver juntos, pegados unos con otros, y casi por este orden, a Pablo Iglesias con Santiago Abascal, la antítesis política. Claro que Iglesias puede que sea el mal menor de Abascal. El principal dirigente de Vox tendrá que acostumbrarse a escuchar muy de cerca a Gabriel Rufián o Laura Borras, portavoces de partidos nacionalistas como ERC, JxC, formaciones cuyos principales representantes se encuentran ahora mismo en la cárcel, inmersos en un proceso judicial que puede deparar en más años de prisión para estos por su actuación en el procés catalán. Además, el partido de Abascal es el que se personó de manera particular en el juicio que todavía se celebra en el Tribunal Supremo.
Los de Vox también compartirán escaños con el Partido Nacionalista Vasco, con los de EH Bildu, con Compromís y con el Partido Regionalista Cántabro, que irrumpe por primera vez en el Congreso.
La única salida de Iglesias
La única salida de Iglesias para evitar el contacto con Abascal pasa precisamente por la situación que él sueña, y que no es otra que entrar en el Gobierno de Pedro Sánchez.
Aún es pronto -porque de aquí a el momento clave de los pactos, que no tendrán lugar oficialmente antes del 26-M-, pero los socialistas no tienen en su mente que eso ocurra. Anhelan un gobierno en solitario y dicen aspirar a ello. Ahora bien, si finalmente no fuera así, Iglesias podría bajar a la bancada de los ministros, y así aislarse de Abascal.