
Si los votos de los catalanes de la jornada del 28 de abril fueran los mismos que los de un eventual referéndum sobre la independencia o no de Cataluña, el triunfo sería de los constitucionalistas frente a los que propugnan la república por apenas 160.000 papeletas de diferencia. Exactamente, 1,78 millones de votos de los primeros frente a los 1,62 millones de los segundos. Ahora bien, si la cuestión fuera una posible convocatoria de referéndum, la respuesta del electorado catalán sería claramente favorable a la consulta pública.
Vaya siempre por delante que, de las referidas conclusiones, se han excluido los votos de ECP (En Comú Podem), ya que la formación de Ada Colau se autoconsidera "equidistante" en la cuestión. De hecho, por idénticas razones, tanto los votos de los denominados constitucionalistas como los de los independentistas podrían sumarse para su causa los sufragios de ECP para inclinar la balanza. Por lo tanto, en una hipotética confrontación sin el elemento indeciso de ECP, existiría un mayor número de catalanes a favor de la permanencia en el estado español que fuera de él.
La distribución de los 4,14 millones de votos válidos de las Elecciones Generales en la comunidad catalana (77,58% de participación), con datos del 99,8% del escrutinio, arroja un reparto muy parejo entre los dos bandos, siempre excluyendo de ambos bloques antagónicos los 613.500 votos de ECP (En Comú Podem).
Una vez segmentado por partidos, la suma de las papeletas de PSC (956.00), Ciudadanos (476.000), Partido Popular (200.000) y Vox (148.000) alcanzan los citados 1,78 millones de votos, mientras que los de ERC (1,01 millones), JxCat (496.000) y Front Republica (112.000) ascienden a los referidos 1,62 millones de votos.