El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ha vuelto a suscitar la polémica al fotografiarse con dos jóvenes negros porque uno realiza una peineta, mientras que el otro ha salido recientemente de prisión por robos.
Macron, que se encuentra de visita en las Antillas francesas, concretamente en la isla caribeña de San Martín, ha sido criticado rápidamente por la líder ultraderechista Marine Le Pen, quien ha calificado el gesto de "imperdonable" y ha añadido que "ni siquiera se encuentran palabras para describir nuestra indignación".
A la dureza de Le Pen se le han sumado también otras reacciones. Por ahí, Geoffroy Didier, diputado europeo del partido de la oposición más relevante, en declaraciones al canal BFMTV, ha sentenciado que Macron "se está convirtiendo en un actor de cine y se equivoca de papel". En esa línea, el alcalde de Béziers, apoyado por el Frente Nacional, ha sentenciado que "los jirones de la dignidad se pierden en la noche de la vulgaridad", a la par que agregaba que "el disfraz del presidente se le ha vuelto demasiado amplio".
Por su parte, el mandatario galo ha salido rápidamente al quite y ha aclarado que fue un acto improvisado, dejando claro que "amo a cada hijo de la República", más allá de "las estupideces" que hayan podido cometer y "de su color de piel". También lanzó un firme mensaje a su máxima rival manifestando que "Le Pen no está con el pueblo", mientras declinaba cualquier discurso amparado en el odio.
El presidente ha relatado que los dos jóvenes se le acercaron al llevarle a una chica con discapacidad a su presencia, quien quería saludarlo. "Ese acto hizo que los mirase con confianza y los he respetado. Eso es la República", ha dicho. Macron, eso sí, al recién salido de la cárcel le espetó que "los robos se acabaron", en presencia de su madre, a la que abrazó acto seguido.
No es la primera polémica del presidente francés. Hace unas fechas se le criticó por dar consejos a un horticultor desempleado a quien le recomendó "cruzar la calle" para reconvertirse. O la acaecida semanas más tarde cuando otro joven le llamó "Manu", apelativo que no gustó a Macron, quien le aseveró que se dirigiese a él como "señor".