
Un presidente en el extranjero con consejeros en el extranjero. Ésta es la intención de JxCat, según las enmiendas que la coalición independentista introdujo ayer a su propia reforma de la Ley de la Presidencia, que inicialmente se planteó para permitir la investidura a distancia del expresidente catalán Carles Puigdemont y que ahora se quiere extender al resto de miembros del Govern, para que puedan ser nombrados y ejercer su cargo desde el extranjero. El nuevo redactado que propone JxCat prevé que los miembros del Ejecutivo "podrán estar en lugares diferentes" a la sala del Palau donde se reúne y que podrán participar a través de audioconferencias y videoconferencias. La ley actual señala que el candidato debe presentar "ante el pleno su programa" de gobierno, pero JxCat pretende que la investidura podrá celebrarse, en caso de ausencia, de enfermedad o de impedimento, si la cámara catalana lo aprueba por mayoría absoluta.
El problema con las intenciones de JxCat es que Tribunal Constitucional prohibió a finales de enero que Puigdemont pudiera ser investido a distancia. Parece ser que los independentistas quieren aprovechar la reforma de la Ley de la Presidencia para impulsar nuevamente la investidura de Puigdemont y facilitar el nombramiento de un Gobierno en el extranjero. Sin embargo, los letrados del Parlament indicaron en marzo -cuando Puigdemont renunció a su investidura provisionalmente- que se podría reformar la Ley de la Presidencia en los términos defendidos por JxCat sin contradecir el auto del TC, pero no para desbloquear esta legislatura: advirtieron que el cambio no debería hacerse por el procedimiento de máxima urgencia, ni sin que se hubiera constituido ya un Govern.
Otro intento de investidura
Sin saberse si estos cambios legales servirán para relanzar la opción de Puigdemont, los soberanistas persisten en la candidatura del número dos de JxCat, Jordi Sànchez. El presidente del Parlament, Roger Torrent, convocó ayer el pleno de investidura para el viernes, pero la candidatura de Sànchez quedaría nuevamente frustrada si el Supremo vuelve a impedirle que salga de la prisión de Soto del Real para acudir a la cámara catalana, como ya ocurrió en el primer intento de investidura. En todo caso, Sànchez tampoco tiene asegurados los votos necesarios, ya que la CUP insiste en que solo apoyará a Puigdemont. Por esto, JxCat y ERC confían en lograr la mayoría gracias a la delegación de voto del diputado republicano Antoni Comín -actualmente huido a Bélgica- y se plantean que renuncie a su escaño.
En este sentido, el PP anunció ayer que pedirá al Parlament que se retire la delegación de voto de Puigdemont hasta que "se entregue" a las autoridades españolas. Sin los votos de Puigdemont y Comín, JxCat y ERC solo suman 64 votos en el pleno, por debajo de los 65 que tienen los grupos que ya anunciaron su oposición a investir a Sànchez.