
La pelea para ocupar la vacante que dejará el próximo 31 de mayo Vítor Constâncio en la vicepresidencia del Banco Central Europeo representa una elección entre el éxito de la recuperación económica irlandesa o la española; entre buscar el equilibro con un Estado miembro periférico o uno del Sur; o entre cubrir la infrarrepresentación de España en los altos puestos europeos o la ausencia de Irlanda en el Consejo Ejecutivo del BCE, el único de los socios fundadores del euro que no ha formado parte.
Pero sobre todo la carrera entre el ministro de Economía español, Luis de Guindos, y el gobernador del Banco Central irlandés, Philip Lane, se ha planteado como un choque entre el político y el académico, entre el más veterano miembro del Eurogru-po y, probablemente, el economista más respetado en el seno del BCE.
Todo parece indicar que la balanza se inclinará hacia el lado del español el próximo lunes cuando los ministros de Finanzas del eu-ro intenten cuajar un consenso en torno a un nombre. Ellos mismos oficializarán al día siguiente la elección, cuando se encuentren con el resto de sus colegas europeos ya en formato del Consejo Ecofin. Si Guindos, como se espera, reúne esa mayoría cualificada reforzada será propuesto a los líderes, para que confirmen su nombramiento en la cumbre del 22 y 23 de marzo.
Los críticos con el nombramiento del español, como el eurodiputado de ICV Ernest Urtasun, señalan un elemento clave en su probable triunfo: el acuerdo entre Alemania y España para que la silla fuera para Madrid. Como cuarta economía de la eurozona, tenía derecho a permanecer en el seno del Consejo Ejecutivo del eurobanco, del que había salido en 2012. El Gobierno reconoce el pacto, sellado mucho antes de que se supiera quién sería el nominado español para un cargo tan importante, y por lo tanto sus méritos.
Pero los ministros de otros países que han salido a defender la candidatura de su colega, incluidos tres socialistas, subrayan el "buen trabajo" que ha realizado Guindos desde que llegara al Ministerio de Economía en 2012, cuando a causa de la coyuntura económica fue elegido por el Financial Times como el peor ministro de la eurozona, en parte por tener que lidiar con el rescate a la banca de ese año. Pese a todo, el pasado diciembre un alto cargo europeo lamentaba que no quisiera intentar otra vez ponerse al frente de Eurogrupo, tras la intentona fallida de 2015.
"Es un hombre con grandes cualidades ", dijo a principios de mes el comisario de Asuntos Económicos, el socialista francés Pierre Moscovici.
Lo cierto es que aunque dé el salto al BCE desde un Ministerio, y el Eurogrupo, Guindos argumenta que lo hace armado con una experiencia única sobre asuntos bancarios, tanto en el frente doméstico como en el europeo. En casa desempeñó un papel importante en el saneamiento a la banca necesario tras el rescate de 2012, argumentó ante los eurodiputados a puerta cerrada esta semana. Mientras, en el Eurogrupo también formó parte de las deliberaciones para sacar adelante la unión bancaria, descrito como el mayor paso en la integración europea desde la llegada del euro.
El español busca esgrimir así que sus seis años de experiencia en el epicentro de la unión económica y monetaria no se empequeñecen ante los dos años y medio que lleva Lane en el banco central de su país. Más bien lo contrario. El problema para Guindos es que el irlandés, doctor por Harvard y con 12 años al frente del prestigioso departamento de Economía del Trinity College de Dublín, tiene un currículum académico sólido como una roca.
Fuentes europeas apuntan que el problema no es de currículum. Guindos al fin y al cabo fue el número uno de su promoción como técnico Comercial y economista del Estado, y premio extraordinario fin de carrera. "Es un tema conceptual, en el BCE no gustan los políticos", zanjan las mismas fuentes.
Constâncio fue el líder socialista luso
Éste es el flanco por el que han llegado en parte las críticas de la Eurocámara, y casi todas las del eurobanco. Pero Guindos, que no está afiliado al Partido Popular, es menos político precisamente que la persona que le va a pasar el testigo. Constâncio fue secretario general del Partido Socialista entre 1986 y 1989, lo que no fue impedimento para que se pusiera al frente del Banco de Portugal (por segunda vez) durante una década en el año 2000.
Además, aunque Guindos sería el más po-lítico de los seis miembros del exclusivo Consejo Ejecutivo del banco, no será el único entre los 25 del Consejo de Gobierno de la institución que haya dado el salto directamente de un ministerio a Fráncfort. Entre ellos también se cuenta el actual gobernador del Ban-co de Grecia, Yannis Stournaras, nombrado por el anterior Gobierno conservador pero también sin carné de partido.
En esta lucha por quedarse con la silla, las diferencias entre perfiles han importado menos que el pago de deudas pendientes en puestos de responsabilidad, rencillas institucionales, y los viejos recelos de una institución hacia algo en lo que ella misma se ha ido convirtiendo. Las cartas que envió el BCE a Italia y España para adoptar reformas, o el influyente papel que jugó con la liquidez de emergencia durante el rescate griego le han dado un barniz político que ni siquiera su exitoso papel en la salida de la crisis del euro le pueden quitar.