
Es la cara y la voz de los socialistas, el hombre fuerte de Pedro Sánchez. Ocupa la poderosa Secretaría de Organización en Ferraz, además de diputado y vicepresidente de la Comisión de Seguridad Nacional. José Luis Ábalos (Torrent, 1959) casado, padre de cinco hijos y lector empedernido, es un hombre de partido con un discurso nítido de izquierdas, sin concesiones a la galería. En su día, cuando otros abandonaron el barco, él fue uno de los pocos abanderados del no es no que permaneció leal al secretario general. Han pasado unos meses desde el 39 Congreso federal y, aunque el tema de Cataluña lo ha tapado todo, reconoce que las aguas en el PSOE se han calmado y reivindica a su partido como la gran referencia de la izquierda. La entrevista se realiza telefónicamente cuando va camino de Valencia para pasar el final de las fiestas y no hay pregunta sin respuesta. La única condición es que sería actualizada si así lo requería la actualidad. Dice que el 155 se puede volver a aplicar si el nuevo Gobierno catalán se salta la legalidad, que ni Puigdemont ni nadie puede ser presidente en la distancia. Pide a Inés Arrimadas que no se quede como espectadora, porque ha sido la fuerza más votada, y se aleja de Podemos, a quien ya no considera socio de referencia.
El 21-D no ha despejado el panorama político. ¿Vamos a una Cataluña ingobernable, como si volviéramos a la casilla de salida, o las cosas van a ser distintas?
A la casilla de salida es difícil volver, porque las circunstancias son más complicadas todavía que en la casilla inicial. Hay unos procedimientos judiciales en marcha que van a condicionar mucho el proceso político. Desgraciadamente, Cataluña se acerca a una situación de ingobernabilidad, y esto es preocupante, porque es tanto como decir que los asuntos que afectan a los ciudadanos no van a ser atendidos convenientemente.
¿Me está diciendo que sería un error nefasto que los temas identitarios volvieran a ocultar el día a día?
Volver a centrarse sólo en los temas identitarios es un grave error que en ocasiones sirve como coartada para no afrontar los verdaderos problemas, y eso ocurre en Cataluña y también en el resto de España.
¿Hay posibilidad de ver otra DUI o ese escenario está descartado?
Los independentistas ya no hablan de la DUI, sino de la República. En todo caso, estamos en un debate muy alejado de la realidad y todo eso no contribuye a dar una salida al problema. En las elecciones se ha demostrado que el independentismo no tiene la mayoría social en Cataluña y por tanto tampoco tiene ninguna legitimidad para tomar una decisión unilateral. Ellos lo saben, aunque se nieguen a admitirlo.
¿Descarta elecciones a corto plazo, si no se despeja el panorama?
Tras el independentismo como proyecto político hay una disputa por el poder, y por lo tanto las contradicciones entre ellos están aflorando claramente. A los socialistas no nos gustaría que hubiera otras elecciones, porque se ahondaría aún más en la polarización y la fractura social en Cataluña. Ahora bien, si no hay Gobierno, al final tendrá que haber nueva convocatoria electoral.
¿Ustedes hacen un análisis crítico de los escasos resultados del PSC? ¿La estrategia de tender puentes ha sido un error?
Hay veces que los proyectos, por más sensatos y viables que sean , no son los más oportunos para conseguir una movilización electoral. Nosotros partíamos de un diagnóstico de quiebra en la convivencia, de la violación de las normas y del funcionamiento institucional, y apostábamos por recuperar la normalidad, trabajando en la cohesión por la unidad y no por la división. Desgraciadamente, en una situación tan polarizada, lo más razonable no constituye un atractivo electoral, y eso es lo que pasó. Por lo tanto, la estrategia de tender puentes del PSC no fue un error, aunque en el momento de la contienda electoral no era lo que más podía movilizar.
Lo que sí pudo ser "letal "fue la petición de indultos que hizo Iceta, ¿no?
El tema de los indultos no ha sido determinante en los resultados del PSC. Pero, en todo caso, es verdad que algunos insistieron mucho en la desconfianza que generaba en el partido esta cuestión, y cuando la planteó Iceta se dedicaron a sobredimensionarla. Es posible que ese asunto de los indultos haya contribuido a generar desconfianza, sobre todo en la recta final de la campaña, donde se estaba planteando con mucha fuerza un voto útil, pero no fue un elemento determinante de los resultados.
¿La aplicación del 155 tiene fecha de caducidad, o como usted ha dicho es un mecanismo que no se agota, que no tiene una sola bala?
El 155 no es un recurso que se plantee cuántas veces está destinado a usarse. Parte de un supuesto, y a medida que el supuesto se dé, es susceptible de ser aplicado. El 155 tiene la fecha de caducidad que se marcó en el Senado, pero si se reproducen los supuestos puede volver a aplicarse. El mecanismo no se agota, pero tampoco inmuniza, porque hay quien sigue cuestionando la legitimidad. Se supone que en cuanto haya un Gobierno dejará de aplicarse, y si ese Gobierno no cumple con sus obligaciones, será susceptible de volverse a aplicar.
Dígame, ¿no es kafkiano que Puigdemont pretenda ser presidente por Skype, porque si pone un pie en España será detenido?
Esto determina la excepcionalidad de la situación, que es absurda. Todo es tan absurdo como que Puigdemont desde Bruselas dé un discurso institucional como si todavía fuera presidente. ¿Es presidente y al mismo tiempo candidato a presidente? Es obvio que alguien que quiera presidir Cataluña tiene que ubicarse en Cataluña. No se puede dirigir un territorio y liderar un gobierno desde la distancia.
¿Ve alguna diferencia entre la actitud de Puigdemont y de Junqueras, que sea determinante para ser 'president'?
Es evidente que hay una gran distancia entre la actitud de Puigdemont y la de Junqueras. Éste ha afrontado las consecuencias y el otro las ha eludido, y curiosamente ha ejercido más el papel victimista. En todo caso, esto es algo que se tienen que plantear ellos, si realmente tienen la voluntad de conformar Gobierno, de articular mayorías, o por el contrario van a mantener durante un tiempo una política testimonial, sólo de testimonios, cuestionado la institucionalidad.
¿Y hay alguna posibilidad de que Junts per Catalunya y ERC opten por candidatos limpios, que no tengan cuentas con la justicia?
Este proceso, si de algo debía haber servido, era para dar una oportunidad a nuevos actores, que permitieran abrir páginas nuevas en la democracia en Cataluña. Seguir insistiendo en los responsables de esta situación no solo ahonda en el deterioro institucional, sino que es una falta de respeto a la legalidad, y seguirá causando un grave daño económico. No tiene demasiado sentido que dos personas que han actuado con tanta irresponsabilidad y llevado a Cataluña al abismo puedan volver a dirigir los destinos del autogobierno catalán.
¿La idea de Tabarnia es sólo una broma o sirve para poner a los independentistas frente al espejo?
Lo de Tabarnia sirve simplemente, como usted dice, para poner a los independentistas delante de sus propias contradicciones. Está claro que todo aquello que es divisible puede serlo hasta el infinito. De alguna forma, representa también la pluralidad de un territorio que no puede ser uniforme, como ellos pretenden, pero más allá de eso, el asunto de Tabarnia no es para to- márselo muy en serio.
Ustedes piden que Inés Arrimadas, ganadora de las elecciones, intente formar Gobierno, ¿lo hacen para desgastarla o para que se visualice que sacó más votos?
Nosotros no hemos dicho en ningún momento que intente la investidura, pero Arrimadas tiene que ejercer su responsabilidad frente al electorado que ha confiado en la opción política que representa. Los votos no son un cheque en blanco; son un depósito de confianza del que siempre hay que responder. Ciudadanos es la primera fuerza, la más votada, y le corresponde algún tipo de protagonismo. No puede quedarse de espectador el partido que ha ganado. Es verdad que eso le imposibilita para una acción de gobierno, pero no quita para que asuma y ejerza ese papel, porque de lo contrario habrá que plantearse si el voto a C's era tan útil. El liderazgo no pasa solo porque las cuentas te salgan bien, y, de hecho, a ellos no les preocupan mucho las alianzas. Lejos de intentar buscar puntos de encuentro, parecen insistir en marcar diferencias.
¿En qué sentido?
En el sentido de que quien juega a la exclusividad corre el riesgo de caer en la soledad. C's quiere la exclusiva del antiindependentismo, porque toda su fuerza y su atracción es oponerse sin ningún tipo de contemplación al independentismo. Y eso está bien, pero no se le conoce ninguna otra opción de gobierno, ni ningún programa que aplicar.
Pues parece que no sólo han pescado votos en el caladero del PP, también en el de ustedes...
En estas elecciones ha primado el hecho de la independencia, y se han sacrificado no solamente los programas de gobierno, sino también las concepciones ideológicas. De ahí que el voto se haya dispersado.
La aplicación del 155, ¿ha consolidado el liderazgo de Sánchez?
Sin duda nuestra posición sobre el 155 ha servido para ofrecer una imagen de partido responsable, que representa una alternativa de izquierdas. El PSOE es una izquierda de gobierno, y tiene sentido de Estado. Esa es nuestra tradición, nuestra mejor historia, porque nos reivindicamos como constructores del Estado de derecho y del bienestar en el marco constitucional. Se había construido una mentira sobre Pedro Sánchez, como que iba a romper España o era poco menos que un antisistema y todo eso se ha desmoronado. La respuesta del PSOE y de Sánchez ha estado a la altura de la gravedad del momento político.
En la última entrevista que le hice, usted me dijo que el PSOE iniciaba una especie de Suresnes del siglo XXI, donde se limaría la confrontación entre los barones y la dirección, ¿se ha conseguido?
El partido, desde junio, está más unido, más tranquilo, ha bajado el nivel de crispación que había en algunos barones, y aunque Cataluña se ha cruzado en la agenda política, esto nos ha servido para visualizar una reafirmación de nuestra defensa del marco constitucional y de la integridad territorial de España.
¿Y dan por amortizado a Podemos como socio preferente porque Pablo Iglesias ha pasado de ganar en Cataluña a sacar un resultado pírrico?
Efectivamente Podemos ya no es nuestro socio preferente. Tenemos interés en establecer mayorías de progreso, pero nada nos obliga a concertar acciones con Podemos. Con ellos discrepamos en cuestiones básicas. Nosotros no compartimos el derecho a decidir, no encontramos justificación, ni un marco de tolerancia respecto a la vulneración de la legalidad, y ellos parece que han demostrado una mayor comprensión de todo esto, y siguen manteniendo el derecho a decidir. Un elemento muy gráfico de nuestras divergencias con Podemos ha supuesto que nos expulsaran del gobierno municipal de Barcelona.
Vamos, que el PSOE quiere recuperar su sitio como el gran partido de la izquierda de España...
Nunca hemos renunciado a ser la referencia de la izquierda de España, una izquierda que logra las transformaciones reales, que valora mucho más los logros que la denuncia. El PSOE no es, como Podemos, una izquierda sólo testimonial.
¿Desde Ferraz dan por amortizada la etapa negra de la corrupción de los ERE con el juicio en Andalucía a Chaves y Griñán?
Aquí ha habido un procedimiento judicial demasiado largo, que ha permitido todo tipo de especulaciones y lo que importa es que se resuelva cuanto antes, para que quede clara la responsabilidad de cada uno. Lo que está claro es que ni Chaves ni Griñán, personalmente, se han lucrado, aunque esos casos no se deberían haber producido nunca. Para nosotros, la tolerancia cero contra la corrupción no es un eslogan.
¿Susana Díaz debe ser más vigilante, para evitar casos similares?
Todos, Susana y todo el mundo, tienen que ser más vigilantes. Pedro Sánchez tomó decisiones muy tajantes, puso en marcha un código ético, que supuso la propia renuncia de los escaños de algunos compañeros, la expulsión inmediata de los afectados por las tarjetas black, y otras medidas ejemplarizantes, que servirán para la prevención de casos de este tipo.
¿Quién miente, Rajoy cuando afirma que su etapa es de gran crecimiento, que va a reducir el paro al 11% en 2020 o usted, cuando califica estos años de nefasto aumento de la pobreza?
Podría ironizar con las afirmaciones de Rajoy diciendo que, si se somete a todo el mundo a la condición de esclavo, todos tendrían trabajo, pero no dejarían de ser esclavos. Aquí puede haber mucho em- pleo, pero la riqueza nacional cae, por los salarios bajos. El empleo en España es de mala calidad, precario, y es un drama, porque muchos, aunque encuentren trabajo, no salen de la pobreza, y a futuro eso es una hipoteca tremenda. Aquí se está creciendo a base de profundizar la brecha de la desigualdad, a través de los salarios más bajos. Rajoy ha gobernado toda una legislatura con mayoría absoluta, y esa cultura de la imposición le ha dado las posibilidades de imponer el proyecto y ahora que no tiene mayoría no sabe gobernar de otro modo.
Pero los datos económicos están ahí y el Gobierno saca pecho con el número de ocupados...
Eso es lo único a lo que puede aferrarse. Evidentemente, ha bajado el desempleo, España crece, aunque ya no más que el resto, pero el empleo no está sirviendo para garantizar la protección social. El sistema de Seguridad Social está quebrado, se han cargado ya todas las reservas que había para el pago de pensiones, y en la política de gobierno no hay ningún elemento de justicia social.
Albert Rivera ha propuesto de nuevo una reforma de la ley electoral, la ley de financiación, suprimir los aforamientos, ¿ustedes lo apoyarían llegado el caso?
La propuesta de Rivera tiene la misma letra y música de siempre, y para aplicarla lo único que tiene que hacer es decirle a su socio que cumpla con los acuerdos. No hace falta que se dirija a nadie más. Simplemente, PP y C's tienen que llevar a la práctica los acuerdos de investidura que en su día formalizaron.
¿Usted sigue pensando que Ciudadanos es la marca blanca del PP, como decía antes?
No, Ciudadanos no es la marca blanca del PP, pero sí es una marca blanqueada de la derecha más dura.
Oiga, y si Rajoy no promueve la reforma constitucional, tal y como acordó con ustedes ¿qué harán?
Nosotros no tenemos nada que hacer, más que constatar el grado de cumplimiento de las palabras del presidente. Rajoy tiene que tener palabra y cumplir lo que prometió. En todo caso, se ha ido asentando la necesidad de esa reforma constitucional y nadie lo pone en duda.