Política

El 'efecto Arrimadas' puede dinamitar la estrategia del pasado del Partido Popular

  • El efecto Arrimadas ha sido más arrasador de lo que pronosticaban las encuestas más generosas

Desmejorados los socialistas de Miquel Iceta en las urnas y perjudicados los comunes de Xavier Domènech, Ada Colau y por añadido de Pablo Iglesias, la verdadera amenaza del Partido Popular es desde el pasado jueves Ciudadanos. El efecto Arrimadas ha sido más arrasador de lo que pronosticaban las encuestas más generosas, y el resultado del PP en Cataluña ha sido mucho más desolador de lo que cualquier analista pudiera pronosticar.

De momento, Xavier García Albiol -quien ayer afirmó que no dejaría el partido, porque en estos momentos es lo peor que le puede pasar al PPC y a sus compañeros y afiliados- tendrá que bregar en el Parlament con cuatro miembros de la CUP que se han quedado como el PPC, sin grupo propio.

La primera consecuencia de estos resultados no solo es la falta de visibilidad en los medios, la reducción de tiempos en las tribunas del Parlament, o la escasa relevancia para conformar pactos. La siguiente secuela será la disminución de recursos económicos en la cantidad asignada al grupo, en este caso del Mixto, y de los diputados.

Mariano Rajoy reiteró ayer en varias ocasiones que los resultados catalanes no tienen por qué afectar al normal desarrollo de la legislatura. Claro que la segunda, o bien tercera legislatura de Rajoy dista mucho de ser normal. Con minoría en el Congreso, ha tenido que sortear la crisis del Partido Socialista y la resurrección de su líder Pedro Sánchez, unos Presupuestos sostenidos por siete grupos, una moción de censura, y la actual amenaza del Partido Nacionalista Vasco de no querer aprobar las Cuentas Generales hasta que el artículo 155 no se esfume definitivamente de la vida de los ciudadanos catalanes. Es verdad que las últimos sondeos colocan a la formación naranja en la tercera posición de celebrarse unas elecciones nacionales. Pero también es cierto que el porcentaje de intención de voto es creciente y lleva el viento a favor, ya por encima de Podemos y además pisando los talones al PSOE.

Aunque el voto nacional no responde a las mismas pulsiones que unas autonómicas, en el seno del Partido Popular se ha despertado el miedo. Un efecto dominó e imitación, muy similar al ocurrido en Francia con Emmanuel Macron, quien de una plataforma consiguió darle la vuelta la política francesa y alzarse con la presidencia de la República gala.

El análisis de la procedencia de los votos de Ciudadanos en Cataluña dará muchas claves. Los naranjas cogen votos del PP, del PSOE, de los comunes en menor medida, y de la antigua Convergencia. Quién dice que esa acción no se puede volver a repetir, y en otros lugares. Rivera esperará lo justo, frente a un bipartidismo que se agota y un electorado que empieza a pedir otros mensajes y otros modos.

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