
Borgen es la típica serie minoritaria que atrae a un espectador más culto y exigente, con cierta ambición intelectual incluso cuando se pone frente al televisor. Sólo que no tiene nada de típica. La ficción danesa estrenada con enorme éxito en este país en 2010 -favorita de muchos políticos españoles-, plantea un escenario post-electoral en el que un candidato minoritario es capaz de llegar a presidir el Gobierno gracias a sus habilidades de generar consenso con otras fuerzas políticas. El candidato encarna, además, a la primera mujer que alcanza el máximo poder en Dinamarca, Birgitte Nyborg.
¿Y qué tiene que ver Borgen con la política española? Tras la repetición de las elecciones generales, en junio de 2016, que arrojó un complejo cuadro en el que ningún candidato a la Presidencia podía serlo sin el apoyo de otras fuerzas políticas, se tomó como referencia el caso de la serie danesa para impulsar una suerte de tercera vía que descartase la polarización máxima de los rivales del PP y PSOE, Rajoy y Pedro Sánchez, en favor de Albert Rivera.
A pesar de que Ciudadanos había quedado como cuarto partido más votado, Rivera gozaba de una buena valoración por parte del electorado y blandía un mensaje de diálogo y un programa alojado en el centro político que le dieron forma como 'candidato de consenso'. O bien, 'candidato Borgen'. No era la única similitud posible con la serie escandinava. En ella, Nyborg lideraba a los Moderados, una formación aglutinadora de tesis del liberalismo económico con propuestas socialdemócratas, al más puro estilo de Ciudadanos en España.
Los acontecimientos se desenvolvieron de otro modo y aquel 'candidato Borgen' que parecía cumplir el manual de 'pe' a 'pa' no cuajó. Un año y medio después, el mismo concepto ha sido desempolvado por dos partidos catalanes para tejer una salida a los desafiantes resultados que auguran todas las encuestas ante las elecciones autonómicas del próximo 21D.
La llave de Iglesias
Ante el empate técnico de fuerzas independentistas y constitucionalistas, un partido se reserva la llave para otorgar el triunfo a unos u otros: Cataluña en Comú Podem, bautismo de la alianza entre el partido de Ada Colau y el Podemos de Pablo Iglesias con Xavier Domènech como líder. Iglesias, muy dado a agitar tramas y personajes de series populares para crear paralelismos con escenarios políticos de actualidad -¿será porque las series son los libros de los que no leen?-, ha hecho suyo el concepto Borgen para aplicarlo a su candidato a la Generalitat de Cataluña. Responde a la estrategia de presentar a Domènech como un político no alineado ni con los independentistas ni con "el grupo del 155" -así denomina a PSC, Cs y PP, los partidos que han defendido la Constitución asaltada por el exGovern-, pese a que lo primero no quedó demasiado claro a lo largo del conflicto que desembocó en la proclamación unilateral de independencia en el Parlament.
La estrategia de Domènech, como 'candidato Borgen', desarrolla la formación de un gobierno transversal que sume a los independentistas de ERC y al PSC, y que presida él mismo como adalid del consenso, pese a que los sondeos pronostican que tendrá menos de la mitad de diputados que los socialistas en la cámara catalana. El plan ha brotado con el beneplácito de Pablo Iglesias, que se dedicó a hablar de la serie danesa a los periodistas en los corrillos de los actos de aniversario de la Carta Magna española, a los que acudió por primera vez.
Sin embargo, son los estrategas del PSC los que insisten en adjudicarse la 'vía Borgen', en la que han trabajado desde hace tiempo con el perfil adoptado por Iceta de mediador y partidario del diálogo frente al choque de trenes que acarreó la crisis catalana ante el referéndum ilegal del 1 de octubre. Iceta se reivindica como el auténtico 'candidato Borgen', que apoya el catalanismo y el diálogo para pactar un posible referéndum a la vez que defiende el cumplimiento de la Constitución española. Y como le sucedía a Birgitte Nyborg, tampoco está previsto que sea el más votado. Ni siquiera el tercero más votado.
Incluso algunos cargos del Partido Popular empiezan a valorar seriamente que Iceta sea la única opción para mantener a raya al independentismo, debido al escenario de ingobernabilidad que puede dibujarse tras el día de la votación, con un grupo de partidos constitucionalistas que no alcanzarían la mayoría suficiente para hacer presidenta a Inés Arrimadas, la líder con la previsión de mejor resultado de sufragios en este bloque. Es precisamente la gaditana la que quedaría aislada por la 'vía Borgen' que encarnaba en 2016 el presidente de su partido, Albert Rivera, en un escenario nacional.
Así las cosas, Domènech e Iceta libran una dura pugna en la campaña por presentarse como ese líder de consenso capaz de cerrar heridas y de reunir distintas sensibilidades para iniciar una nueva etapa en Cataluña. ¿Quién de ellos es el auténtico 'candidato Borgen'? A tres días de que se abran las urnas, sólo una cosa parece evidente: ninguno de los dos reúne el carisma y la pericia desplegados por Birgitte Nyborg para poner a sus pies a todo un Parlamento danés.