
La situación en Cataluña y su desenlace, así como el tiempo que se extienda la tensión institucional, tendrá su repercusión sobre todas las fuerzas políticas. Pero no todas las formaciones se jugarás las mismas cartas. El Partido Socialista, según el Monitor de Estabilidad Electoral de Llorente y Cuenta, será el que mayor coste arriesgue con la gestión de su estrategia en Cataluña, justo cuando su nuevo secretario viene de rescatar un millón de votos en los sondeos, procedentes buena parte de ellos del desencanto que está surgiendo entre los electores de Podemos, muchos de ellos antiguos votantes del PSOE.
Pero la vuelta a casa de simpatizantes y votantes socialistas no parece suficiente. A tenor del análisis pormenorizado de los datos del último Barómetro publicado en agosto de 2017, en estos momentos, el PSOE ha llegado a su umbral. Y en efecto, su actitud en Cataluña puede ser determinante para la permanencia de Pedro Sánchez al frente de Ferraz. Sus votantes, subraya el Monitor de Estabilidad, son los más identificados con el actual sistema autonómico por lo que una narrativa que pueda confundirse con la cercanía a los independentistas dentro del modelo territorial (o excesivamente centralista) puede derivar en una nueva pérdida de votos. Un discurso tenue también puede desdibujar su liderazgo a favor de otras opciones.
En resumen, señala el estudio de Llorente y Cuenca, el PSOE ha logrado reconstruir sus apoyos desde que Pedro Sánchez fue elegido secretario general, acelerando una recuperación que ya venía produciéndose. Pero esta vía parece agotada. En la izquierda se mantienen algo menos de dos millones de electores indecisos entre PSOE, Podemos y la abstención. De ahí la importancia de la gestión del debate territorial del PSOE en Cataluña.
A quien no parece irle demasiado bien las cosas es a Podemos. Es sin duda la formación que más votos pierde en relación a su número de electores. El Monitor de Estabilidad Electoral subraya una pérdida paulatina y constante para la formación morada, junto a Izquierda Unida y sus confluencias, que desde las elecciones generales hasta ahora se cuantifica en 400.000 votos. El trabajo de Llorente y Cuenta llega a la conclusión de que existe cierto desencanto hacia las decisiones tomadas por sus dirigentes, incluida la moción de censura y su posicionamiento con Cataluña, reduciendo así la percepción de que se trate de una alternativa seria y consistente para los socialistas.
La espera de los indecisos
En el caso del Partido Popular, sus apoyos se debilitan, aunque a menor ritmo que en meses anteriores. Se achaca la caída de medio millón de votantes -indecisos que no logra atraer Ciudadanos-, a las críticas por un liderazgo que algunos votantes consideran débil frente a la crisis institucional de Cataluña, y por otro lado, a que algunos votantes no sienten aún el beneficio de la recuperación económica. Sin embargo, el medio millón de indecisos del PP podría volver a confiar en su partido en función de que cómo se desarrollen los acontecimientos en Cataluña, mientras Ciudadanos vuelve a subir, alrededor de medio millón de votos, pero sin convencer del todo a los desencantados populares.
En medio de esta inestabilidad electoral, el apoyo a los partidos independentistas se mantiene. ERC se convierte en el partido mayoritario, mientras PDeCAT se debilita. No obstante, pese a cambios en el número de diputados nacionales, hoy por hoy, de haber otras elecciones, la mejoría de la gobernabilidad es casi nula. Tendríamos el mismo bloqueo de la investidura.