
Por decimosexto año consecutivo, Estados Unidos se viste de luto para conmemorar los macabros atentados del 11 de septiembre de 2001. Desde aquella cristalina mañana que cambió para siempre el 'skyline' de Manhattan, los servicios de inteligencia del país así como las fuerzas del orden han evitado que un evento de estas características se haya repetido en suelo estadounidense.
Sin embargo, tras la muerte de Osama Bin Laden en mayo de 2011, Al Qaeda sigue siendo una amenaza al mismo tiempo que el Estado Islámico ha incrementado aún más la amenaza terrorista en un momento en que Washington blinda su estrategia a la hora de frenar posibles ataques, pero sigue sin resolver la raíz ideológica que respalda a estos grupos. "Cinco años después de la muerte de Bin Laden, Al Qaeda sigue siendo una amenaza y no está claro si se encontrará una victoria duradera sobre ISIS", aseguraban Thomas Kean y Lee Hamilton, presidente y vicepresidente de la Comisión del 11-S y copresidentes del Programa de Seguridad Nacional del Centro del Política Bipartidista, en un editorial publicado en el USA Today.
Desde su punto de vista, los políticos estadounidenses deben reflexionar sobre lo que realmente significa derrotar el terrorismo islamista y qué estrategia más amplia debe implantarse para dicho objetivo. Uno de los principales desafíos en estos momentos es la rapidez con la que los terroristas recomponen sus filas pese a los esfuerzos militares por diezmarlas.
En 2014, la CIA estimó que ISIS tenía al menos 20.000 miembros. Desde entonces, las fuerzas estadounidenses afirman haber matado a 60.000 combatientes del grupo terrorista pero el año pasado, según el Departamento de Estado, el Estado Islámico todavía contaba con 15.000 efectivos. Durante un encuentro celebrado el pasado viernes por el Programa de Seguridad Nacional del Centro del Política Bipartidista, se determinó que mientras la yihad mantenga su abrumadora influencia, los movimientos terroristas persistirán.
Reorganización constante
Para Kean y Hamilton, ISIS seguirá viva, incluso mientras su califato sea aplastado en Mosul y Raqqa, en Siria, Al-Qaeda se reorganizará y reconstruirá a medida que nuevos grupos y nuevas generaciones de terroristas surjan. "Existe un gran número de jóvenes donde los grupos terroristas son más frecuentes, si son ignorados, son una amenaza potencial", señala Kristin Lord, consejera delegada de la consultora Irex International.
El congresista republicano por Texas, Michael McCaul, coincidió con la idea de que los ataques terroristas están en alza, pero incidió en que EEUU ha sido capaz de prevenir muchos de los planes para volver a atacar el país. "No veo el terrorismo como un asunto partidista, la prioridad es proteger a los estadounidenses", señaló.
Una posición que han compartido los últimos mandatarios tanto del partido republicano como demócrata. "La ideología asesina de los radicales islámicos", declaró el presidente republicano George W. Bush en 2005, "es el gran desafío de nuestro nuevo siglo". Cuatro años más tarde, su homólogo demócrata, Barack Obama, pidió plantar cara "a las ideologías violentas que rechazan las personas de todas las religiones". Recientemente, el actual presidente, Donald Trump, defendió que un "futuro pacífico sólo puede lograrse derrotando al terrorismo y la ideología que lo impulsa".
La estrategia antiterrorista de Trump se ha alejado del énfasis de Obama por contrarrestar el extremismo violento a favor de un idea que marcó los años posteriores al 11-S, donde se defendió que el terrorismo es algo que se exporta hacia EEUU. Es por ello que la actual Administración se ha caracterizado, desde sus inicios, por tomar decisiones polémicas como la restricción temporal a la entrada de individuos de seis países de mayoría musulmana. Un plan que en su primera versión fue paralizado por la vía judicial y que en octubre el Tribunal Supremo deberá determinar si su segunda revisión viola o no los derechos constitucionales por discriminar contra los musulmanes.
Los expertos del Programa de Seguridad Nacional del Centro del Política Bipartidista recuerdan que para que Trump tenga éxito donde su predecesores no lograron avances debe tener en cuenta que "la amenaza es el terrorismo, no una organización terrorista en particular".