
El PP y el PSOE coincidieron ayer en rechazar la exigencia del presidente de Ciudadanos, Albert Rivera, de excluir a los políticos de la negociación para un nuevo Defensor del Pueblo tras la marcha de Soledad Becerril, que acabó su mandato en junio.
El Congreso tendrá que votar a un nuevo Defensor del Pueblo y el líder de Ciudadanos, Albert Rivera, ya ha adelantado que esta vez quiere que se promueva a una persona ajena a la política, no un ex del PP o del PSOE.
Soledad Becerril, exministra de UCD y exalcaldesa del PP, relevó en su día a Enrique Múgica, exministro del PSOE. Tras abandonar la institución, el puesto de Defensor del Pueblo lo ocupa provisionalmente el exdiputado socialista Francisco Fernández Marugan.
Rafael Hernando tachó de "preocupante" que se quiera "estigmatizar a las personas por ser del PP o del PSOE", cuando España es un país libre donde hay elecciones en las que participan 24 millones de personas que votan a uno u otro partido.
"Me parece ridículo estigmatizar a la gente por su pertenencia o su voto -opina-. Hay que buscar una persona preparada que realice bien su función. Busquemos un buen defensor, dijo.
El secretario de Organización de Podemos, Pablo Echenique, señaló que su formación buscará "democratizar" la institución y buscará un tipo de perfil "más cercano a los nuevos tiempos", entendiendo que el debate se debe centrar más en dotar de sentido a la institución que en el propio baile de nombres.