
Mientras los independentistas siguen organizando entre bambalinas el referéndum secesionista que han previsto para el 1 de octubre, el Ejecutivo de Mariano Rajoy continúa trazando su propia hoja de ruta para evitar esta consulta y cauterizar cualquier actuación del Govern al respecto. Puigdemont habría pedido a Rajoy una salida en mayo.
Casi descartada una eventual aplicación del artículo 155 de la Constitución y prevista la respuesta judicial a cada paso de la Generalitat, en Moncloa tienen un objetivo claro a neutralizar: Oriol Junqueras.
Según informa hoy el diario El País, el Gobierno da por amortizado al presidente catalán, Carles Puigdemont, y considera que el futuro del procès pasa por las manos de Junqueras, actual vicepresidente del Govern, además de responsable de Economía y ahora, tras la remodelación del gabinete y la firma de un decreto, responsable de procesos electorales, esto es, del referéndum del 1-O.
Rajoy y los suyos creen que Puigdemont ya no es un interlocutor válido. Consideran que no ha sido capaz de impedir el choque institucional y que tanto su posición como la de su partido, el PDeCAT, ha menguado hasta el punto de estar prácticamente a merced de ERC y de su líder, el propio Junqueras.
Es por ello que el Ejecutivo central se encuentra más que atento a cada actuación de Junqueras como organizador de la consulta. Cualquier documento que firme al respecto -véase la compra de urnas- podría ser suficiente para denunciarlo a la Justicia y conseguir su inhabilitación. ¿Querrán los catalanes pagar la sanción por el 1-O? Catalá aconseja a Junqueras que se asegure.
Esta eventual inhabilitación de Junqueras truncaría su carrera política cuando todos los indicios demoscópicos le señalan como el próximo presidente catalán. En Moncloa consideran que 'congelar' al líder de ERC sería como descabezar el procès.
Aunque en un primer momento el Gobierno fomentó la interlocución con Junqueras a manos de la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría, la escalada de tensión y la deriva unilateral del Govern con el referéndum han llevado la estrategia a seguir a estos términos.
Por el momento, Junqueras sigue cuidándose de caer en un traspié burocrático que desbarate su futuro político. Ha conseguido de Puigdemont una remodelación de Govern que favorece sus intereses y que supone que todos los consellers puedan asumir una resposabilidad colegiada por la convocatoria de la consulta.
Ayer mismo, aunque se había anunciado que el Govern procedería a la compra de urnas, ya con Junqueras como responsable, finalmente no se hizo nada y simplemente se reveló que se estaban estudiando varios "itinerarios". Por descontado, el vicepresidente del Govern no firmó ningún documento que le pudiese incriminar.