
Cuando a Margarita Robles (León, 1957) le preguntas si se arrepiente de haber dado el salto de la judicatura a la política, de la mano de Pedro Sánchez, y si durante el mandato de la Gestora socialista ha pensado tirar la toalla, responde rápido con un 'no' rotundo y añade que es apasionante vivir desde la primera línea política en esta etapa de cambios. Es plenamente consciente de que gracias a las primarias ha pasado de estar en el ojo del huracán, por su condición de independiente y sanchista, a figurar en todas las quinielas en el nuevo reparto de cargos en su grupo parlamentario. Y aunque ni tiene, ni tendrá, carnet de partido, no cree que eso sea un hándicap para alcanzar cualquier cota de responsabilidad.
Ha tenido una brillante carrera profesional desde que aprobó las oposiciones, con 23 años, obteniendo el número uno de su promoción y convirtiéndose en la cuarta mujer jueza de España. Más tarde fue la primera que ocupó la Presidencia en una Audiencia Provincial, pasó por el CGPJ y, finalmente, por el Tribunal Supremo. Tuvo un paso fugaz por la política, de apenas dos años, en la legislatura de Felipe González como secretaria de Estado de Interior y ahora, aunque es relativamente nueva en su faceta de diputada, se maneja como pez en el agua en la Carrera de San Jerónimo. Es una mujer menuda, de aspecto frágil pero dura como una roca, de firmes convicciones en defensa de la cosa pública, que se define como socialdemócrata a la vieja usanza.
La entrevista, concertada minutos después de conocerse la victoria de Sánchez, se celebra en varias fases y es actualizada telefónicamente tras las primeras reacciones de los barones. Dice que en el PSOE se acabaron las decisiones "de mesa camilla" de espaldas a la militancia, que la fórmula no es el golpe de Estado y que si Felipe González fue el modelo socialista del siglo XX, Sánchez lo será del siglo XXI. Afirma que el nuevo secretario general no hará purgas ni cortará cabezas, que será generoso, pero debe tener la lealtad de sus competidores.
¿La victoria de Pedro Sánchez ha sido una rebelión de la militancia contra el aparato?
El resultado de las primarias lo valoro como un movimiento de ilusión que hacía años no se veía en el PSOE. Durante los últimos años, las decisiones en el PSOE se han tomado en una mesa camilla y se ha podido constatar que existía un gran divorcio entre los cargos orgánicos y la militancia. Que Sánchez, elegido por la militancia, fuera removido de una forma tan burda fue el aldabonazo para que la militancia uniera fuerzas para poder transformar las cosas.
¿Los 'sanchistas' se han sentido excluidos por la Gestora?
Evidentemente, quienes tomamos partido por Pedro Sánchez y, sobre todo, aquellos que votamos 'no' a Mariano Rajoy, sufrimos las consecuencias, no sólo por la sanción económica. Aunque a mí se me mantuvo en la presidencia de la Comisión de Justicia, todos los demás diputados que votaron no fueron apartados de sus puestos de portavoces, y a todos se nos quitó protagonismo en el grupo parlamentario.
¿En este tiempo se ha arrepentido de haber dejado su brillante carrera jurídica para meterse en política en una etapa tan incierta?
No me he arrepentido de haber entrado en política ni un solo minuto. Estuve en una época mucho más incierta que ésta, de 1993 a 1996, en el último Gobierno de Felipe González, y ahora estamos viviendo un momento histórico con un Gobierno en clara minoría, un sistema que ya no es bipartidista, y con un PSOE con un proceso tan traumático como el que generó el Comité Federal del 1 de octubre. Participar en la vida de España en un momento de transformación y cambio como éste es un aliciente personal y profesional.
¿Cree que Pedro Sánchez es el nuevo Felipe González de Suresnes, donde hubo una ruptura generacional?
Pedro Sánchez va a representar el partido del siglo XXI. Felipe González es de los grandes personajes de la historia moderna de España, pero representa al partido del siglo XX. Pedro representa un modelo de socialismo en un contexto de un bipartidismo superado, donde la tecnología y las redes sociales han hecho que la participación de los ciudadanos sea completamente diferente e inmediata. Es imprescindible que los partidos se acomoden a esta realidad, y eso ha quedado claro en las primarias. Felipe forma parte de la historia de España y del PSOE, pero hay que afrontar un PSOE del siglo XXI y eso lo hará Pedro. Ambos son formatos de liderazgo distinto pero brillantes.
¿Me está diciendo que Felipe y Pedro son comparables como líderes?
Felipe González era el líder que el PSOE necesitaba para traer la modernidad a España, a la salida de un proceso tan duro como fue la dictadura y en un contexto de lucha antiterrorista. Pedro Sánchez es el líder que necesita una socialdemocracia que está en crisis en toda Europa y con una realidad completamente distinta a la del siglo pasado.
Algunos temen que sea un líder personalista que piense más en él que en su partido o en España...
Sánchez no quiere ser un líder personalista, en absoluto. Ahora tenemos que superar esos liderazgos del ego porque en este momento la vida política exige especialización. Un líder no puede saber de todo, y Pedro presenta un programa compacto de equipo elaborado por gente muy cualificada en la realidad social, política y económica del país.
¿El ganador tiene que ser generoso y los perdedores leales?
Los ganadores siempre tienen que ser generosos. Uno es verdaderamente ganador cuando es generoso, y Pedro lo será. No me gusta hablar de perdedores, sino de competidores. Me parece esencial que haya una lealtad plena al secretario general, la misma lealtad que Susana y Patxi pedían si ganaban ahora deben ofrecérsela al ganador. Hay que saber ganar y saber perder.
¿Ya no cabe otra opción para ellos que colaborar o retirarse?
Patxi y Susana tienen que colaborar. Si no lo hacen, perjudicarán al proyecto socialista. Nadie va a votar a un partido en el que no se acepta el resultado democráticamente producido, y la militancia, con toda contundencia, ha dicho que quiere a Pedro como secretario general.
¿La moraleja es que la fórmula no es el 'golpe de Estado' por mucho que se tenga el poder del aparato?
El golpe de Estado no es la fórmula. El derrocamiento del 1 de octubre en un partido democrático no es en absoluto aceptable, y la militancia ha dicho no a esa manera vergonzosa de actuar.
Pero ahora vendrán las purgas de los que no sean 'sanchistas' y vuelta a empezar, ¿o no?
Pedro va a ser muy cuidadoso a la hora de elegir su equipo, y el modelo de partido que él quiere es incompatible con las purgas o con cortar cabezas. Hará su equipo, pero no habrá vendettas.
¿Hay un riesgo de 'podemización' del PSOE, como dicen algunos?
En absoluto. En el PSOE no hay riesgo de podemización. Tiene que recuperar los cinco millones de votos que han pasado a Podemos, tiene que volver a atraer a aquellas personas que en su día le votaron y se alejaron en 2011. Eso no es podemizarse, al contrario, es recuperar el espacio de una izquierda con sentido de Estado, que ha demostrado históricamente que se ocupa de los problemas de los ciudadanos. El PSOE debe dejar de mirarse el ombligo y ponerse a trabajar en los problemas que importan a los ciudadanos, para que en ningún momento Podemos se apropie de las banderas socialistas.
Iglesias va a presentar en unos días su moción de censura contra Rajoy. Pone contra las cuerdas a un Sánchez que no está en el Parlamento...
Es inaceptable que Pablo Iglesias presente una moción de censura y lo haga como el salvador de la democracia cuando hace año y medio pudo haber permitido que Sánchez fuera presidente y la izquierda gobernara el país. Él es el responsable de que gobierne la derecha. ¿A quién quiere engañar ahora?
Sí, pero una moción de censura es un arma parlamentaria muy potente y él quiere situarse como el jefe de la oposición...
Iglesias apuesta más por la protesta que por el parlamentarismo. Hace unos días convocó una manifestación en defensa de la moción de censura con el argumento de que "como no vamos a ganar en el Parlamento, vamos a ganar en la calle". Respeto a Iglesias, pero no hay que entrar en esos señuelos, ni responder a sus trampas. El PSOE no tiene que mirar lo que haga Podemos, sino convencer a los votantes de izquierdas de que si quieren un Gobierno eficaz que responda a sus necesidades eso sólo lo garantiza el PSOE.
Vamos, que en ningún caso habrá cambios de cromos ni apoyarán la moción de Podemos...
En absoluto. Sánchez ha dejado claro que esa moción es oportunista. Algunos han querido descalificar al nuevo secretario general diciendo que con él llegaría el caos, que con él sería el final del PSOE, y eso es falso. Lo único que puedo decir es que hay un programa serio de gobierno, hecho por personas de primerísimo nivel que conocen la realidad del país, y con un alto sentido de Estado.
¿Y los barones pueden continuar igual después de lo ocurrido? Parece que Susana Díaz no va a aflojar, aunque se refugie en sus cuarteles de invierno de Andalucía...
Creo que los barones tienen que examinar lo que ha pasado en su territorio, escuchar a la militancia, y valorar si hay un divorcio entre los que mandan y los que están en las bases. No obstante, insisto en que éste es el momento para que todos sean generosos, que se dejen a un lado los sentimientos de animadversión y se trabaje por unir al PSOE. El enrocamiento en posiciones derrotadas no lleva a ninguna parte.
Tal vez, pero será duro restañar heridas después de las descalificaciones tan graves que hemos oído...
En política se pueden reconducir situaciones y puede haber cambios de posición. Los dirigentes socialistas no deben encerrarse en sus despachos ni resguardarse en sus cuarteles de invierno, sino salir a la calle y escuchar a los ciudadanos. No hace tanto, Eduardo Madina no tuvo el apoyo de Susana Díaz, que apoyó a Pedro Sánchez, y ahora Eduardo ha apoyado a Susana. En su momento, Díaz apoyó a Chacón frente a Rubalcaba, y ahora Rubalcaba ha apoyado a Susana. Las cosas cambian, y entre compañeros se pueden reconducir y no pasa nada.
¿La corrupción es letal para las instituciones de este país y está minando la democracia?
Sin duda, un sistema corrupto hace que las instituciones se tambaleen. Lo que estamos viendo es vergonzoso. De todos modos, a mí me congratula que los casos que están saliendo a la luz pública sean del pasado, y espero que la Justicia tenga contundencia con ellos. Personalmente, en el año 86, junto con otros ocho magistrados hicimos un voto particular porque entendíamos que procedía el procesamiento de Jordi Pujol en el caso de Banca Catalana, y nos quedamos solos, ni el resto de compañeros jueces ni la sociedad en su conjunto condenó Banca Catalana y esas prácticas. Ahora pienso que si en aquel momento la sociedad hubiera sido más valiente y nos hubieran apoyado, quizás hubiera servido de ejemplo y todos esos casos de corrupción que a lo largo de estos 20 años se han ido produciendo tal vez no hubieran ocurrido.
¿El fiscal general del Estado y el fiscal Anticorrupción están bajo sospecha?
Si nos referimos a la sospecha, desde el punto de vista político, creo que hubiera sido bueno haber explicado por qué se cesó a Consuelo Madrigal. Dicho esto, yo conozco profesionalmente a José Manuel Maza y creo que es un gran magistrado.
¿Pero es el fiscal general del Estado o del Gobierno?
Quiero creer que es el fiscal general del Estado, pero desgraciadamente la imagen que se está dando en los últimos tiempos no es buena. La remoción de Madrigal sin explicación, dando a entender que fue porque no aceptaba determinados nombramientos, ha hecho mucho daño a la credibilidad de la Fiscalía.
Sea como fuere y más allá de la escasez de medios, la politización de la Justicia debería revisarse, ¿no? Y en eso todos tienen culpa...
El verdadero problema que tiene la Justicia en España en este momento es falta de medios y la situación de colapso en la que vive la mayoría de los juzgados españoles. Es evidente que la apariencia que hay es que la Justicia está politizada y el sistema de elección de los vocales del Consejo General del Poder Judicial viene a dar imagen de politización.
¿Vamos a una legislatura larga si se consiguen sacar los Presupuestos, aunque sea a golpe de talón, o no habrá manera de concluirla?
Lo que está claro es que cuando el PP ha querido conseguir mayorías las ha conseguido: consiguió 179 votos para la mesa del Congreso pactando con el Partido Demócrata Catalán. Ahora va a sacar los Presupuestos pactando con el PNV, a golpe de talón, y el otro día se convalidó el decreto de la estiba con el apoyo del Partido Demócrata Catalán. ¿Qué hubiera pasado si hubiera sido Sánchez quien hubiera negociado con el PNV y el PDeCAT? Pues seguramente lo hubieran acusado de todo. Ver ahora lo que está ocurriendo demuestra que abstenerse en la investidura de Rajoy fue un profundo error.
Cuando Pedro ya no dice 'no es no', sino 'sí es sí', ¿a qué se refiere?
Decir, 'no es no' era un 'sí'. El 'no es no' se refería a que el programa del PSOE con el que nos presentamos a las elecciones era un 'sí' al cambio, y un 'no' a todas aquellas políticas que estaba defendiendo el PP de Rajoy. Cuando Rajoy ha querido negociar y conseguir mayorías parlamentarias lo ha hecho prescindiendo del PSOE. Entonces, ¿de qué ha servido todo lo que se ha hecho contra Sánchez? Pues de nada, sólo ha servido para debilitar el proyecto socialista, que era lo que algunos querían.
¿Usted cree que PSOE y PP se pueden entender en algo o no?
Claro que sí. Sánchez es un hombre de Estado. Fue el primero que firmó con el PP el pacto antiyihadista y lo hará en los temas que sean fundamentales para el país. De todos modos, el futuro para un cambio de Gobierno en España pasa por el PSOE.
Puigdemont dice ahora que invita a Rajoy a pactar un referéndum. ¿Es un delirio más o qué?
Creo, efectivamente, que esto que está pasando parece en ocasiones delirante. Cualquier responsable político tiene que respetar las normas democráticas, y plantear cualquier posibilidad que vulnere la Constitución y el ordenamiento jurídico es una ensoñación delirante que no va a ninguna parte.