
El silencio con el que Pedro Sánchez está gestionando sus primeros días de renacido secretario general del PSOE ha levantado desconcierto entre las filas socialistas, que a día de hoy no tienen ni portavoz. Nadie, o muy pocos saben lo que quiere hacer. Muchos se preguntan si será o no justiciero, y qué cambios y cuándo los llevará a la práctica.
Ayer, en los pasillos del Congreso de los Diputados, el rumor era el futuro de la moción de censura de Podemos. En efecto, más un dirigente piensa que todo podría quedar en agua de borrajas. "Un farol más de Podemos".
De hecho, ayer la formación morada seguía dispuesta a retirar su propuesta si Sánchez presenta una moción alternativa. Pero la oferta no es tentadora para la Gestora -el único órgano con poder institucional en el Partido Socialista- ni tampoco sugiere al pedrismo, que necesita marcar distancias con Podemos, quien, al menos hasta el martes por la tarde no había logrado concitar más de cien escaños.
Desde el minuto uno, tanto en la bancada popular como en la socialista se sospecha que Pedro Sánchez podría estar cocinando su propia moción de censura contra Rajoy, con el exclusivo afán de "hacer lo indecible por cambiar el rumbo del país, acabar con la corrupción del PP, y desterrar a Rajoy de La Moncloa". Una triple iniciativa que se resume en una y que "coincide en cuerpo y alma con el espíritu de la moción de Podemos".
Tanto que, "siendo mal pensado, hay quien piensa que "detrás de esta moción de censura podría estar Pedro Sánchez", reconocen fuentes socialistas. A la espera de otras mociones, incluso de simples amagos, el pedrismo pedirá más explicaciones a Rajoy sobre la corrupción en el PP y no se conformorá con el mero formalismo de su paso por las comisiones de investigación.
Los populares no se atreven a aventurar "en qué puede andar Pedro Sánchez". Aunque no olvidan su "carácter impredecible". Los socialistas asumen que Sánchez hará una oposición muy dura y centrada en pedir cada dos por tres la dimisión de Rajoy. Y es ahí donde se contempla que el secretario general articule su propia moción de censura "cuando tenga atado y bien atado los apoyos necesarios, lo que en cualquier caso no puede ocurrir hasta pasado el verano".
De otro modo, "no es razonable que se eche a la piscina y pida algo que puede perder, ya que, además de escorarse entre la izquierda más radical y los independentistas, daría más oxigeno a Rajoy". Ese es el peligroso juego de Pedro Sánchez, anotan fuentes. Claro que también es un peligroso juego para los adversarios del secretario Sánchez.
Pasadas las primarias, con el triunfo rotundo de Sánchez, el socialismo se pregunta si podrá resolver la unidad. Porque el miedo a sufrir el síndrome de Benoît Hamon, el candidato socialista francés que arrasó en primarias y quedó el quinto en las urnas, por debajo del 7%, está presente. "Y una moción sin sentido también puede precipitar una convocatoria de elecciones generales, lo que sería un gran riesgo para un PSOE todavía dividido y sin saber en qué lado tiene que posicionarse, con una gran pérdida de votos desde el centro", advierte un veterano socialista.