
La Casa Blanca confirmó el martes que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, despidió y destituyó inmediatamente de su cargo a James Comey, el polémico director del Buró Federal de Investigaciones (FBI, por sus siglas en inglés). En un comunicado se explicó que el mandatario tomó su decisión tras las recomendaciones realizadas por el fiscal general de EEUU, Jeff Sessions, y su mano derecha, el vicefiscal, Rod Rosenstein (descargar aquí)
"El FBI es una de las instituciones más apreciadas y respetadas de nuestra nación y hoy se marca un nuevo comienzo para la joya de la corona en la aplicación de la ley", dijo el presidente a través del portavoz de prensa, Sean Spicer, quien señaló que la búsqueda de un nuevo director permanente del FBI comenzararía inmediatamente.
Previamente, el mandatario informó de su decisión a Comey a través de una carta dirigida al propio director del FBI donde Trump "apreció mucho" el haber sido informado en tres ocasiones distintas de no estar bajo investigación pero donde apoyó la decisión del Departamento de Justicia de que Comey "no puede dirigir efectivamente la oficina". "Es esencial que encontremos un nuevo liderazgo para el FBI que restaure la confianza pública en su misión vital del cumplimiento de la ley", señaló el inquilino de la Casa Blanca en su misiva.
Comey, quien hasta ahora lideraba una investigación sobre la presunta intromisión de Rusia en las elecciones presidenciales elecciones de 2016 y los posibles vínculos con personas cercanas a la administración Trump, es el segundo director en la historia del FBI en haber sido despedido por el presidente de turno. El primer caso tuvo lugar bajo la administración del demócrata Bill Clinton, quien en 1993 decidió despedir al por entonces director de la agencia, William Sessions, quien se negó a presentar su dimisión voluntaria.
Esta decisión se produce una semana después de que Comey compareciera ante el Comité Judicial del Senado, donde el todavía director del FBI señaló que el gobierno de Vladimir Putin aún trata de influir en la política de EEUU y supone un desafío para la seguridad de la nación.
En sus declaraciones ante los senadores, Comey también defendió su polémica investigación a la excandidata presidencial demócrata Hillary Clinton y aseguró que haría "lo mismo", aunque su acción pudiera impactar en el resultado de las elecciones. "Esto fue terrible, me hace sentir náuseas pensar que pudimos haber tenido algún impacto en las elecciones. Pero tomaría la misma decisión", aseguró.
El director del FBI justificó así la decisión que tomó el pasado 28 de octubre, a once días de las elecciones, para notificar al Congreso de una nueva investigación relacionada con el uso que hizo Clinton de servidores de correo privados para comunicaciones oficiales cuando era secretaria de Estado entre 2009 y 2013. Un hecho que generó ampollas entre los legisladores demócratas que pusieron en duda su liderazgo. Comey aprovechó su aparición para acallar a los críticos que lo acusan de querer influir en las elecciones del país y reiteró que el verdadero peligro para el país es Rusia.
Sin embargo, el anuncio del despido se hizo poco después que el FBI corrigió una frase en el testimonio que Comey rindió bajo juramento en el Capitolio la semana pasada. El funcionario de 56 años les dijo a los legisladores que Huma Abedin, asesora de Hillary Clinton, había enviado "cientos y miles" de correos electrónicos a la computadora portátil del esposo de Abedin, incluidos algunos con información confidencial.
¿Un fiscal especial independiente?
El despido de un director del FBI es algo extremadamente raro. Los demócratas criticaron la medida, comparándola con la decisión de Richard Nixon de despedir al fiscal especial independiente que supervisaba la investigación del caso Watergate. El líder demócrata en el Senado estadunidense, Charles Schumer, dijo el martes que tras el despido del director de la FBI es necesario un fiscal independiente para continuar la investigación sobre la posible colusión entre la campaña de Donald Trump y Rusia.
"La única manera en que los estadunidenses puedan tener fe en esta investigación es que sea conducida por un fiscal independiente", consideró el senador neoyorquino.
Por su parte, legisladores republicanos como el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, Bob Corker, sugirieron que el partido todavía se mantiene en modo de espero antes de posicionarse a favor o en contra de la decisión de la administración Trump. Dicho esto, Corker reconoció que "es esencial que las investigaciones en curso sean exhaustivas y libres de interferencias políticas". Además apuntó que el hecho de que el despido de Comey se produce cuando el FBI está investigando las presuntas conexiones de la campaña de Trump con el Kremlin, "planteará preguntas".
El senador Lindsey Graham, quien encabeza una de las cuatro investigaciones sobre el posible papel de Rusia en las elecciones presidenciales, apoyó la decisión del presidente. "Dadas las recientes controversias en torno al director, creo que un nuevo comienzo servirá al FBI y a la nación", sentenció el miembro republicano de la Cámara Alta en un comunicado. "Animo al presidente a seleccionar al profesional más calificado disponible que sirva los intereses de nuestra nación".