Política

La paredes del Congreso sí hablan: tensiones, insultos, casi agresiones y otros improperios de sus señorías

  • La última polémica, la de Rufián, por llamar "gánster" a De Alfonso
  • Hernando, que se lo reprocha, 'olvida' su casi agresión a Rubalcaba
  • Solo ha habido un diputado expulsado del hemiciclo, Martínez Pujalte
Foto: Efe

"Los insultos tabernarios son impropios de un parlamento" decía Rafael Hernando a raíz de las palabras que dedicó Gabriel Rufián al exdirector de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso. El portavoz del PP denunciaba la desafortunada actuación del diputado de ERC, no más desacertada que la protagonizada por él mismo en los pasillos del Congreso, cuando los nervios le dejaron a un paso de agredir a Alfredo Pérez Rubalcaba.

El 'minuto de oro' de Hernando se coló desde aquel verano de 2005 entre el amplio puñado de momentos bochornosos se han sucedido con el paso de los años entre las paredes de la Cámara Baja. "Eso no me lo dices a la cara" respondió Hernando a un gesto de 'caradura' hecho por Rubalcaba, entonces portavoz de los socialistas en el Congreso. La intervención de varios compañeros impidió que la sangre llegara al río y la anécdota quedó para Hernando como "un mero incidente de pasillos". 

Pero ni Hernando ni Rufián, ya experto en estos lodos a los que arrastró al PSOE en su discurso durante la fallida investidura de Pedro Sánchez, fueron los primeros ni serán los últimos en elevar el tono en el Congreso. El "hasta pronto gánster, nos vemos en el infierno" pronunciado contra De Alfonso ocurre después de otros muchos encontronazos en el parlamento español.

No hace muchos días, la relación entre Pablo Iglesias y los diputados populares sumaron uno más a su lista de encontronazos en el hemiciclo cuando, desde una bancada a otra se dirigieron gestos y miradas de estilo de 'ven aquí y me lo cuentas'. Según unos, empezaron los otros, y viceversa. Pero es quizá la "cal viva" la intervención de Iglesias que hirió más sensibilidades entre sus señorías socialistas, palabras que también surgieron del intento de investidura de Sánchez. Cabe recordar, que Sánchez llamó a Rajoy "indecente" mientras intentaba alzarse como presidente del Gobierno. 

La irrupción de Podemos en la política fue difícil de asimilar por quienes llevaban ya años en esos lares. Celia Villalobos lo evidenció cuando, como segunda vicepresidenta del Congreso, entró a valorar las rastas de Alberto Rodríguez. La frase, que pretendía ser normalizadora, delató la extrañeza con un cuasi insulto. "A mí, mientras no me peque un piojo me parece perfecto".

Ana Pastor ya ha tenido que mandar callar en alguna ocasión a los diputados y poner coto a los improperios, una tarea que en más de una ocasión desesperó a Jesús Posada en su etapa como presidente del Congreso y que le llevó hasta saltarse la norma no escrita de no decir palabrotas. "Esperen y luego hagan exclamaciones, coño" espetó durante unas intervenciones sobre Memoria Histórica a colación de otra polémica de Hernando.

El exclamado "que se jodan" de Andrea Fabra se coló en las primeras posiciones de salidas de tono emitidas en el Congreso. Ocurrió durante una intervención en la que Mariano Rajoy anunciaba ajustes en las prestaciones de desempleo. Mal entendido y bien entendido, lo cierto es que esa frase perseguiría a la popular hasta su salida del hemiciclo casi tres años después.

Como hito, el de Vicente Martínez Pujalte, portavoz adjunto del PP que en 2006 inauguró el libro de expulsiones del Congreso, en el que no había registro desde 1976. Manuel Marín optó por esta medida ante el mal comportamiento de Pujalte, que estaba de charla con otro diputado, de pie e interrumpiendo con su tono de voz la intervención del socialista Diego López Garrido. Los avisos de Marín no bastaron y se negó a abandonar la sala una vez expulsado; incluso instó al presidente del Congreso a llamar a la policía.

Ni insultos ni amenazas, pero la invitación a marcharse de José María Aznar a Felipe González en 1994 marcaría tendencia en las relaciones dentro del Congreso. Rubalcaba haría su propia versión contra Rajoy en 2013: "le pido que se marche".

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