Política

El vuelo del fénix

Rajoy, junto a Maillo y Cospedal. Imagen: EFE

Mariano Rajoy ha vuelto a hacerlo: renacer de sus propias cenizas. Como en la película de Robert Aldrich El vuelo del Fénix (1965), se ve obligado a aterrizar en pleno desierto a causa de una tormenta de arena.

En el caso que nos ocupa, el vendaval ha sido provocado por la corrupción. James Stewart, protagonista de esta buena cinta de aventuras, trata de salir del Sáhara por todos los medios, pero no tiene escapatoria. La única esperanza de salvación es construir un nuevo aeroplano con las piezas del avión averiado. Contra todo pronóstico y tras agrios enfrentamientos, lo consigue y salva a todos los tripulantes de una muerte segura.

Algo similar ha sucedido con el PP. Tras la crisis económica, el Gobierno quedó paralizado y el partido, roto. Dos elecciones en seis meses y un año de interinidad demuestran que no hay salida. Nadie, absolutamente nadie, quiere pactar con ellos para buscar una solución. La única opción posible es recomponer el partido con los trozos que aún quedan.

En el último congreso del PP ha resurgido Rajoy como líder indiscutible, con un partido cohesionado, y con banquillo: Soraya Sáenz de Santamaría, Dolores de Cospedal, Cristina Cifuentes y Alberto Núñez Feijóo, podrían ocupar la presidencia del Gobierno con gran naturalidad. Todos tienen experiencia y manejo de los resortes del poder. Ningún otro partido del arco parlamentario, ni PSOE, ni Podemos, ni Ciudadanos, está en condiciones de presentar un equipo alternativo con experiencia suficiente. Tal vez con el tiempo, un partido socialista con dirigentes como Susana Díaz podría presentar a los electores una oferta sólida, pero está por ver.

Rajoy ha hecho de necesidad virtud, siguiendo el dicho popular de que lo que no te mata te hace más fuerte. Se pueden hacer todas las críticas que se quiera al PP del último congreso. Sin duda se trata de un partido más débil del que ganó las elecciones con mayoría absoluta en 2011; carece de relato; es continuista; tiene menos potencia de motor; le falta un trozo de ala y no tiene asientos? Da lo mismo, les ha sacado del desierto donde se encontraban y ahora pisan tierra firme. Han aprendido de sus errores y este año de incertidumbre les ha enseñado que la soberbia es el único pecado que Dios no perdona.

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