La presión del presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, fue determinante para que el presidente en funciones, Mariano Rajoy, forzara la renuncia del exministro José Manuel Soria al puesto de director ejecutivo del Banco Mundial, para el que había sido propuesto por el Gobierno.
El temor a un castigo en las urnas gallegas, el próximo 25 de septiembre, y a que se rompiera el pacto con Ciudadanos a escala nacional fueron los elementos cruciales de la demanda de Rajoy a Soria, explican fuentes políticas a este diario. Máxime cuando el lunes, Feijóo, en entrevista con elEconomista y en una conferencia pública, manifestó con firmeza la necesidad de que el ministro de Economía, Luis de Guindos, diera explicaciones detalladas sobre la designación del dimitido extitular de Industria.
Además, la polémica que suscitó la proposición de Soria -conocida públicamente nada más terminar la segunda votación a la investidura fallida de Rajoy, el pasado viernes- no sólo tuvo repercusión mediática y causó el rechazo en otras fuerzas políticas, sino que provocó numerosas reacciones negativas en las propias filas populares y entre algunos miembros del Ejecutivo, como el ministro Cristóbal Montoro, indican fuentes parlamentarias a elEconomista. Hay que recordar las manifestaciones del titular de Hacienda tras el cese de Soria el pasado abril: "Nadie que haya operado en paraísos fiscales puede estar en el Gobierno".
La polémica creció hasta el punto de que Feijóo, candidato a revalidar su puesto en la Xunta de Galicia tras el 25-S, se convirtió en la pieza clave de la rectificación de Rajoy, materializada en dos llamadas que convencen a un Soria renuente a declinar el puesto, explican fuentes políticas a elEconomista.
Soria abandonó Industria en abril, al verse involucrado en los llamados papeles de Panamá y negar su presencia en una sociedad offshore en un paraíso fiscal, como constaba en los documentos citados. También renunció al acta de diputado y a la Presidencia del PP en Canarias. Posteriormente, fue designado para ocupar la silla de España en el Banco Mundial, tras un proceso de selección que dura varios meses y cuya comunicación a las instituciones financieras internacionales realiza la Secretaría de Estado de Economía. Soria pertenece al Cuerpo de Técnicos Comerciales del Estado, al que se accede por oposición.
Respecto del nombramiento, el secretario de Estado de Energía, Alberto Nadal, manifestó ayer que el exministro de la cartera a la que pertenece reunía las condiciones para optar al cargo en la institución internacional y que no le sorprendió su candidatura pues este tipo de cargos son cubiertos con funcionarios del estamento al que pertenece José Manuel Soria. Añadió, además, Nadal que cuando llega la fecha tope, el Ejecutivo debe comunicar su candidato para no dejar vacía la silla de España en la institución de que se trate.
El jefe del Ejecutivo en funciones, Mariano Rajoy, que participó ayer en un encuentro en Madrid, organizado por Nueva Economía Fórum, evitó hacer mención alguna al caso Soria en su primera aparición pública tras la renuncia. Tampoco respondió a preguntas de los periodistas, ni a la entrada ni a la salida del céntrico hotel de Madrid donde también se dieron cita la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y la ministra de Empleo, Fátima Báñez, que adoptaron la misma postura que Rajoy y se reservaron su opinión al respecto.
Por su parte, el presidente del PP vasco y candidato a lehendakari en los comicios del 25S, Alfonso Alonso, en el mismo foro declaró que "el asunto ha quedado zanjado", y la titular de Agricultura, Isabel García Tejerina, reconoció el gesto de Soria y elogió su "lealtad" al partido.
El Gobierno tenía de plazo hasta la medianoche de ayer para designar un nuevo candidato al Banco Mundial. Finalmente, ha optado por el exsecretario de Estado de Economía, Fernando Jiménez Latorre, destacado en el Fondo Monetario Internacional desde hace dos años. España tiene aún plazo para presentar la persona elegida para el Fondo.
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