
El conocimiento de la marcha de Podemos del juez Jiménez Villarejo, del abandono del cargo del secretario de Organización en Madrid, Emilio Delgado Orgaz, o de las reiteradas declaraciones de la alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena, partidaria de que Pablo Iglesias llegue a acuerdos con el socialista Pedro Sánchez, evidencian las diferencias internas de un joven partido en el que aun hay temas pendientes por resolver. Podemos admite dos tendencias y la cuestión es ahora si pablistas y errejonistas se pueden conciliar.
En política se llaman corrientes. Las hay en todos los partidos. Pero en periodos de investidura, los choques de posiciones están desaconsejados en cualquier manual de la materia. Como diría San Ignacio de Loyola, 'en tiempos de tribulación no hacer mudanza'.
Lo cierto es que, a ciertos niveles, en Podemos, como en el resto de fuerzas políticas, "hay luchas por los cargos, y eso hace que la gente hable, discrepe, por que en el fondo siempre hay quien quiere trepar y trepar. Y en cuanto desaparecen estas personas, todo vuelve a la normalidad", confiesa una fuente de Podemos a EcoDiario.es. Podemos estudia cómo salvar a Pablo Iglesias
Los motivos de la discordia
El no de Pablo Iglesias a Sánchez, las diferencias en la dirección nacional, la interpretación del resultado electoral, las escisiones que vienen de provincias y municipios, la apuesta al derecho a decidir, la conveniencia o no de recordar a Felipe González su pasado con la 'cal viva', o el mal endémico que históricamente ha acompañado a la izquierda provocando la separación de sus fuerzas, retratan el actual momento que atraviesa Podemos en clave política.
Pero hay que remontarse a los tiempos de las elecciones autonómicas en Andalucía (el 22 de marzo de 2015), y luego a las autonómicas en la práctica totalidad del territorio español (24 de mayo), para explicar el motivo del divorcio a la italiana entre pablistas y errejonistas. La confección de las listas y el quebradero de cabeza de ofrecer sustento parlamentario a Susana Díaz en San Telmo atizaron el primer fuego del desencuentro existente entre el número 1 y número dos de Podemos.
Luego vino la gestión del 'caso Monedero'. El profesor de Políticas de la Universidad Complutense de Madrid, el padre político de Pablo Iglesias, fue causa de una rivalidad entre las familias podemitas que finalmente concluyó con el paso atrás del ensayista. Para los errejonistas, las cuitas con Hacienda del politólogo, y exsecretario de Proceso Constituyente de Podemos, no tenían pase, como tampoco su verbo "arrogante, por encima del bien y el mal del resto de humanos".
La cuestión de Tania Sánchez ha sido otra piedra en el camino en la relación entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón, que se mantiene con la cordialidad de los políticos, que no de los amigos. Su inclusión en la lista de Madrid agrietó los pareceres de uno y de otro.
Guardando las formas, Iglesias y Errejón se enfrentan hoy a una nueva disparidad de criterios que sustancialmente pasa por apoyar un 'Gobierno de cambio' presidido por Pedro Sánchez, con Ciudadanos incluso como sujeto activo. La difícil mesa 'a cuatro' de Podemos.
Cuando Sánchez flaquee
Para Iglesias, la aversión a Albert Rivera incapacita cualquier tipo de acercamiento a Sánchez, lo que para el PSOE no deja de ser un aliciente y la oportunidad de acorralar a Podemos. También ayudan las crisis territoriales que se vienen sucediendo en Podemos (Galicia, País Vasco, Madrid, La Rioja), o el último barómetro del CIS en el que se señala que el 35,5% de los votantes de Podemos no quieren tocar el estado autonómico, o que solo el 14,7% de los mismos es partidario de que puedan convertirse en Estados independientes.
El debate de división está en la calle, y el comentario corre por los pasillos del Congreso de los Diputados. Más de una de sus señorías recuerda todavía la cara de extrañeza de Iñigo Errejón al escuchar a su compañero de escaño, Pablo Iglesias, recriminar a la bancada socialista por la relación de Felipe González con los GAL. "Pero la sangre no llegará al río", apostilla un dirigente de Podemos."En el PP o en el PSOE también hay corrientes", añade.
Este martes, sin ir más lejos, Errejón afirmó que el acuerdo suscrito entre Sánchez y Rivera es "un intento de ir salvando etapas" para llegar al PP. Además, ha advertido el "favorito de los socialistas para negociar, el bombero de los incendios de Pablo Iglesias", cuando Sánchez se encuentre "atrapado" en la disyuntiva de si pacta o no con el PP, considerará la posibilidad de formar gobierno de progreso con mayoría de izquierdas. Y ya se sabe, cuando un partido gobierna o forma parte de un acuerdo de gobierno, se borran todas las heridas.
Este miércoles, la prensa nacional señala el choque entre Iglesias y Errejón por el control de Podemos (El País), aludiendo al problema al que se enfrenta el partido tanto en Madrid como en Cataluña y, como La crisis de Madrid aflora el pulso entre los partidarios de Errejón e Iglesias (El Mundo).
Y para completar la cuadratura del círculo, también hoy, el sector Anticapitalista de Podemos ha pedido a Iglesias que no pacte con Sánchez (por que son leales a la troika) y provoquen nuevas elecciones.