Política

Un desfondado y enrocado Rajoy acude a la llamada de un renacido Sánchez

Sánchez y Rajoy, en Moncloa. Imagen: EFE

Quién se lo iba a decir a Mariano Rajoy, cuando en aquel único debate en el que el líder socialista le acusó de no ser un político decente, su reacción a modo de presagio, "le voy a decir una cosa, usted es joven, usted va a perder las elecciones, sí, sí, y no pasa nada, de eso se recupera uno", se iba a volver en su contra. Rajoy atenderá a Sánchez "como se merece"

Mucho ha corrido desde la celebración de aquel agrio debate electoral. Rajoy ganó el 20D, y Pedro Sánchez quedó el segundo. Pero para ninguno de los dos fueron buenos los resultados obtenidos. El primero se dejaba 60 escaños, y aunque el segundo solo perdía 30, la mitad, cosechaba el peor dato histórico del PSOE.

Pasada aquella noche, Rajoy tomaba la sorprendente decisión de no asumir el compromiso de una investidura, y renunciaba hasta en dos ocasiones, no sin remarcar que su partido había sido la fuerza más votada en las urnas. Eso sí, sin mayoría suficiente para gobernar, ni tan siquiera para una mayoría simple.

Y hete aquí, que con estos mimbres, y un rosario de desplantes y desencuentros, según el Partido Popular, el hoy renacido líder socialista es el candidato a la Presidencia del Gobierno, y la persona encargada de concitar el mayor número de apoyos para emprender una nueva legislatura.  'elEconomista' lanza #RetíreseSrRajoy.

"Hasta aquí hemos llegado"

En el PP aseguran que Rajoy ha tendido la mano a Sánchez en varias ocasiones. Lo hizo la primera semana, pasado el 20D, con el objetivo de componer un gobierno de gran coalición, una circunstancia virgen en España. El encuentro fue breve -ni siquiera 25 minutos-, tenso -Sánchez no quiso tomarse ni un vaso de agua en Moncloa-, y por lo que cuentan medios y políticos, el último entre los dos dirigentes políticos. Sánchez anuló una cena con Rajoy.

Las carambolas de la vida, como diría Pablo Iglesias, le llevarán esta semana a Rajoy a ser recibido por Sánchez. Y no en Moncloa, que es el único sitio en el que hasta ahora se ha manejado el presidente en funciones.

Rajoy acude desfondado y enrocado en sí mismo. Su partido repite públicamente que su liderazgo no se cuestiona, que él es el único líder legítimo para gobernar, y que no se apeará de su trono, a no ser que el devenir de estas negociaciones, o de próximas, desemboquen en unas nuevas elecciones.

El presidente en funciones afirma que hablará con Sánchez "como se merece". Ahí queda en el recuerdo aquella sentencia de 'usted es un ruín y un mezquino' e respuesta a Sánchez por acusarle de no ser un político decente y de no haber dimitido cuando se hacía público aquel SMS de Bárcenas que tantos ríos de tinta ha hecho correr. Entonces, Rajoy, muy enfadado, espetó al socialista, 'hasta aquí hemos llegado', cansado de ver dañaba "una honorabilidad de treinta años en política". Una expresión muy parecida a la de 'esto se acabó y aquí no se pasa ni una', pronunciada hace apenas unos días, tras valorar en el Congreso, y con su parroquia, el aluvión de casos de corrupción que envuelven al PP de Valencia.

Por fin este viernes por la tarde, la agenda de Rajoy es un misterio, el presidente en funciones acudirá al encuentro con estos nudos gordianos. Presionado por el IBEX, empresarios, otras formaciones políticas, y cuestionado en privado por los suyos, hastiados de estar sometidos a una suerte de dictadura norcoreana. Su único as en la manga es repetir las elecciones generales, una constante, que según la información publicada este martes por el diario El Mundo, viene siendo la estrategia de Rajoy desde el mismo 20D.

El renacimiento de Sánchez

Sánchez, en otro plano mental, actúa como el gran anfitrión. En una siete días ha pasado de ser el muerto viviente, al político inteligente, capaz y paciente para resolver el problema más importante del Partido Socialista. Acalladas las voces de las baronías -al rebufo de los acontecimientos y del último juego de Sánchez-, el líder socialista ha transformado sus ansias por gobernar con Podemos en las maneras de un político socialdemócrata, moderado y reformista, que se permite hacer guiños a un lado y a otro, e incluso de perdonarle la vida a Mariano Rajoy, en pos de la fraternidad del Estado.

Sánchez no tiene a favor el CIS. Pocas encuestas, salvo el último y sorprendente sondeo de Metroscopia, le dan esperanzas de supervivencia. Con esta oportunidad se lo juega todo. Una semana atrás no tenía ni oxígeno -lo que se reprochan en privado en el PP-. Y ahora, sin embargo, tiene todo el aire a favor. Las tertulias, los corrillos políticos, los confidenciales, los editoriales ponderan un pacto PSOE-Ciudadanos, con la abstención del PP, que insiste en repetir que no está por la labor.

La pregunta es, si tras varios desplantes y reiterados pronunciamientos contrarios a las conservaciones con el PP, el "partido de la corrupción", el PSOE persigue algo más que una foto, o hay algo que se escapa. Sánchez, de momento, ya ha adelantado que en su encuentro con el PP, el documento de Gobierno del Partido Socialista no estará en la mesa. Un documento, del que por cierto el PP asegura que significará "volver al zapaterismo más radical" y a "la bancarrota". Entre tanto, y mientras Ciudadanos avanza fases en las negociaciones, y Podemos vuelve al discurso dialéctico de los socialistas, los populares se confían, aparentemente en las matemáticas, y en otro cambio de timón que esperan protagonizará Podemos. Porque, visto lo visto, aquí puede pasar cualquier cosa;  hasta que algunos diputados socialistas voten no a Pedro Sánchez.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky