
El expresidente de la Generalitat, Jordi Pujol, se desahoga con quienes le visitan en su domicilio de la barcelonesa calle General Mitre. El ex molt honorable, caído en el descrédito tras conocerse "el legado" que escondía en el exterior, asegura que no sale nunca de su casa, para evitar "insultos", y que se siente un "apestado", a juzgar por cómo le tratan ahora personas que consideraba amigas, sobre todo en el mundo de la política.
En particular, Pujol deja claro que no se habla con el presidente Artur Mas ni con el resto de la familia convergente, lo que lo decepciona profundamente.
Además, también asegura que intenta evadirse de todo ello volcándose en la traducción de un libro alemán, cuyo título mantiene en secreto, que trata sobre "el honor".
En octubre de 2014, el diario El País titulaba una de sus informaciones: Un presidente en la portería, y explicaba que éste había establecido su despacho en la portería del edificio en el que vive (sito Ronda General Mitre, 96), algo de lo que daba fe Puig, un conocido de muchos años del matrimonio Pujol Ferrusola, quien detalló el alquiler realizado por Pujol. Y a este respecto añadía: "Tiene un montón de libros, su casa está llena. Por eso en la portería estableció su biblioteca".
Según Puig, Jordi Pujol consume buena parte del día en la biblioteca/portería tras abandonar de manera forzosa y obligada su lujoso despacho oficial que tenía en el Paseo de Gracia, y que le correspondía como antiguo jefe del Gobierno.