
"Es que en la curva ya veo, ya veo que no la paso, veo que no la paso... A 200km/h, cuatro kilómetros pasan muy deprisa... No estoy tan loco como para no frenar". Así relató el maquinista su testimonio al juez instructor. Un documento desgarrador. ¿De qué y con quién habló el maquinista en el momento del accidente?
Después de revisar las cajas negras del Alvia queda confirmado que en el momento de la colisión el conductor estaba hablando por su móvil corporativo con un empleado de Renfe que fue quien hizo la llamada. El ministerio de Fomento ya se ha puesto en marcha para averiguar el origen de esa llamada clave.
Mientras se conocen esa y otras incógnitas que serán determinantes para esclarecer el suceso, el maquinista ha sido interrogado por el fiscal Antonio Roma en el juzgado de Santiago. Según la información del diario El País, Francisco José Garzón repitió por dos veces durante el juicio que no se acordaba de que era lo que pasaba por su cabeza en el momento en el que el tren descarriló. "Señoría, le digo sinceramente que no lo sé, no estoy tan loco para no frenar".
Garzón asegura que, por desgracia, ese despiste es la única vez que le ha ocurrido ya que ha viajado en más de una ocasión por el recorrido que termina en Santiago y lo tenía bien conocido. Explica que cada día acostumbraba a frenar cuatro kilómetros antes de entrar en los túneles a diferencia de lo que hizo el pasado 24 de julio. A la pregunta de si activó el freno en algún momento respondió: "Hombre, pero era inevitable ya. Active el neumático, etcétera. Todos".
El fiscal también quiso preguntarle por cuándo notó que el tren iba a descarrilar. "Es que en la curva ya veo, ya veo que no la paso, veo que no la paso", contesta Garzón recordando con sentimiento de culpa los momentos previos al fatal accidente. "Antes de que se venza el tren, ya llevo todo activado- en referencia a los sistemas de frenado- y veo que no, que no paso". Tras estas declaraciones el conductor comenta que no ha visto ningún medio de comunicación, ni prensa ni radio ni televisión, y que ni siquiera ha visto el vídeo del descarrilamiento.
El conductor afirma que no había ningún elemento en el trazado, la vía o el transporte que le hubiera perjudicado en la conducción. Según Garzón ninguno de los sistemas de señalización -ASFA o ERTMS- falló porque "todo va en que yo debo saber que en ese punto tengo que ponerme a 80 kilómetros por hora, nada más".
Sobre la llamada telefónica
La inspección de las cajas negras del tren, en donde se recoge toda la información sobre la velocidad o las comunicaciones de la cabina arrojan luz a las investigaciones judiciales. La policía apunta ya la hipótesis de que el despiste del maquinista podría estar relacionado con una llamada de teléfono. Según El País, un profesional de Renfe, desde un centro que todavía no ha sido confirmado, se puso en contacto con él apenas dos minutos antes de que el tren descarrilase en la curva de A Grandeira.
Sin embargo, Francisco José Garzón asegura que no mantuvo ninguna conversación con la torre de control durante todo el trayecto. "No, no lo recuerdo". Además, en declaraciones anteriores tampoco hizo referencia a la llamada telefónica que desvela el contenido de la cajas negras. Cuando sus compañeros le preguntaron por qué había silenciado este dato el conductor del Alvia simplemente respondió: "No quiero involucrar a nadie".