La campaña para las elecciones legislativas del 9 de marzo en España comenzó este viernes con una ventaja cada vez menor del presidente del gobierno, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero, ante su rival conservador, y con la amenaza de los abstencionistas que todos intentan movilizar.
Hacia la medianoche del jueves, Zapatero y su rival conservador, Mariano Rajoy, abrieron los 15 días de campaña oficial celebrando sendos mítines en Madrid y Cádiz (sur) tras el primer debate televisado, el de los candidatos al ministerio de Economía, que dominó el actual titular, el socialista Pedro Solbes.
Este viernes Zapatero daba su primer mitin en su ciudad, León (noroeste), mientras que Rajoy viajaba a Ciudad Real y Córdoba (sur), el mismo día en que las últimas encuestas publican una ventaja cada vez menor de Zapatero.
El Partido Socialista Obrero Español (PSOE) ganaría con un 1,5% más, es decir, con el 41,5% de los votos, frente al 40% del Partido Popular (PP, conservador), según un sondeo del instituto Opina para la radio Cadena Ser.
La encuesta, que coincide con otra difundida el jueves que calcula esta ventaja, es la menor en los últimos meses y está lejos del 4,5% de diferencia de un sondeo de septiembre.
A este dato se añade el de la previsión de participación, del 65-70% para elegir a 350 diputados y 259 senadores, considerablemente menor del 77,26% conseguido en 2004.
La baja participación perjudicaría al PSOE, que en los comicios de 2004 logró movilizar a jóvenes y abstencionistas por su rechazo a la guerra de Irak y los atentados islamistas del 11 de marzo de Madrid, tres días antes de aquellos comicios y que causaron 191 muertos y el gobierno conservador de entonces atribuyó a ETA.
En las legislativas del 14 de marzo de 2004, los socialistas consiguieron el 42,59% de los votos (164 diputados) frente al 37,71% (148 diputados) del PP.
Una victoria de mínimos o un empate dificultaría la formación de gobierno, para lo cual pueden ser cruciales los partidos nacionalistas, principalmente del País Vasco y Cataluña.
Algunos analistas hablan de la posibilidad de formar una gran coalición al estilo alemán, aunque parece difícil.
Ante esta reñida situación, Zapatero pidió el jueves por la noche el voto a los indecisos y abstencionistas: "El voto de los ciudadanos es todo lo que tenemos y lo único que tenemos. Esa es nuestra fuerza", llamó.
Y la movilización ha comenzado con toda una artillería electoral --los vídeos los ha dirigido la cineasta Isabel Coixet-- que muestra a un Zapatero joven, relajado y amable y advierte del peligro de que gane la derecha, recordando los logros económicos (crecimiento, superávit) y sociales conseguidos en los últimos cuatro años.
"No es lo mismo", reza desde este viernes una gran lona en la Gran Vía madrileña, en la que se contraponen fotos de líderes socialistas y del PP. Frente a él, el PP ha abandonado el radicalismo y "crispación" que ha ejercido en los últimos cuatro años de oposición para presentarse como una "fuerza tranquila".
En una especie de intercambio de papeles, mientras que Zapatero ha dado la consigna a su partido de aumentar la tensión en la campaña, el líder del PP, Mariano Rajoy, se muestra desde hace semanas como el "hombre tranquilo" de que presume Zapatero.
En un discurso emotivo y parecido al del presidente francés, Nicolas Sarkozy, Rajoy promete mejorar la vida de los trabajadores que madrugan, aboga por controlar la inmigración ilegal, acabar con la crisis económica según él causada por un menor crecimiento y la inflación, y el jueves se despidió con un "Quiero a Andalucía, muchas gracias de todo corazón".
esb/gr/it
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