El Gobierno vasco revisó ayer al alza las previsiones de crecimiento para 2019, con un incremento del PIB del 2,3 por ciento, una décima más, y del empleo del 1,7 por ciento, dos décimas más, lo que supondrá la creación de 16.000 empleos, 1.200 más de los previstos.
El informe del primer trimestre, elaborado por el departamento de Hacienda y Economía que dirige Pedro Azpiazu, prevé un perfil estable para todo el año en valores similares. En 2020, el PIB crecerá un 2 por ciento. La fortaleza de la demanda interna será la base del crecimiento, frente a un saldo exterior que restará décimas cada ejercicio.
La economía vasca crece por encima de la Unión Europea (1,5 por ciento) y la zona euro (1,2 por ciento), sin diferencias significativas con España (2,4 por ciento).
Ese diferencial de crecimiento con respecto a Europa acentuó la aportación negativa del saldo exterior a Euskadi hasta las cuatro décimas, y el freno en las relaciones comerciales internacionales redujo las exportaciones reales de bienes y servicios un 1,4 por ciento interanual.
Demanda interna estable
La demanda interna mostró estabilidad en el inicio de 2019 e igualó el incremento alcanzado en el trimestre anterior, el 2,6 por ciento. Por su parte, el gasto en consumo final avanzó un 2,1 por ciento, en línea con los valores previos.
En cuanto a los sectores, destacó en el primer trimestre la recuperación del valor añadido industrial, que aumentó un 0,4 por ciento, tras el descenso del 0,2 por ciento del periodo anterior. La incertidumbre del comercio internacional y el freno de la actividad en el entorno condicionaron los resultados de la industria vasca en los últimos meses. No obstante, los datos apuntan a la recuperación de la producción.
La construcción y los servicios anotaron incrementos significativos. La primera un 5,1 por ciento y los segundos aumentaron un 2,7 por ciento, casi medio punto por encima del conjunto de la economía.
El dinamismo de la economía vasca, al igual que sucede en otras economías desarrolladas, sigue sin trasladarse a los precios y el deflactor del PIB se situó en un 1,1 por ciento, en línea con el valor de 2018.