País Vasco

'La erótica de desemprender'

Aitor Jiménez

Mucho se habla últimamente de la figura del emprendedor, del emprendimiento y de cómo nuestros jóvenes tienen que promover empresas innovadoras para convertirse en los salvadores de la recuperación económica. Bien, ¿y qué pasa después de crear una empresa?.

Poco se analizan a tres años vista esos mismos proyectos que se glorificaban en sus inicios porque la triste realidad nos indica que muchos de ellos ya ni existen como razón social. Estas pseudo empresas se gestaron y planificaron mal desde su nacimiento en esta generación del 'entrepreneurship boom' que tanta repercusión mediática tiene (más a nivel político que económico la verdad) y que lo que busca es aumentar el dato estadístico, e irreal, de la capacidad de emprendizaje de nuestro país.

Emprendedores prematuros y poco formados, apoyos y subvenciones públicas mal enfocadas, estrategia no adecuada y productos y servicios que no tienen mercado, entre otros muchos, son los errores que se cometen a la hora de emprender y que por desgracia se repiten constantemente una y otra vez.

Pero, ¿y si tocas la tecla adecuada y finalmente alcanzas el 'éxito'? Entendiendo por éxito tener la tranquilidad financiera para poder pagar las nóminas de tus empleados a final de mes y disponer de tiempo para definir cuál va a ser tu producto estrella que genere cash a tu cuenta de resultados. De la recurrencia en la facturación ni hablemos, eso ya es otra historia?

La satisfacción de ver crecer y evolucionar tu empresa es algo inigualable. Lo que ves es tuyo, fruto de tus ilusiones, recursos y esfuerzo. Es verdad, no todo es bonito en esto del emprendimiento, hay que trabajar y mucho para que tu proyecto sea visible y despunte en el mercado.

Pero si eres de los pocos afortunados que tras crear tu propia empresa puedes permitirte el lujo de seguir con la persiana levantada, conviene parar un momento en la vorágine diaria para reflexionar. ¿Por qué, cómo y para qué iniciaste esa actividad empresarial?. Analiza si el 'ente' existente refleja la esencia de tu voluntad inicial porque puede haber mutado a otro concepto organizacional que ya no compartas. No es nada malo, simplemente se explica en que las empresas, los mercados e incluso las personas cambiamos, ¿no?. Hay que aprender a mirar las situaciones con perspectiva, ser honestos y no perderse en el cortoplacismo imperante. Fundamental realizar este ejercicio de autocrítica empresarial.

La propia evolución de las startups hace, que en el contexto actual, se tengan que ir sumando al proyecto nuevos compañeros de viaje que den viabilidad y soporte al mismo: business angels, sociedades de capital riesgo, fondos de inversión? Si no te ves identificado con la empresa y su filosofía actual igual es el momento de replantear y planificar tu salida de la compañía 'desemprendiendo'. No te aferres a sentimentalismos sin sentido porque es posible vender tu empresa si sabes cómo.

Decidir vender tu empresa no tiene que entenderse como una derrota. Todo lo contrario. Si sabes dónde encontrar posibles compradores y negociar el mejor precio de venta puede resultar una operación realmente ventajosa. Para ejecutar la venta de tu compañía no valdrá simplemente con colgar el cartel de 'For Sale' y esperar a que los compradores se acerquen a ti. En todo proceso de compra-venta la planificación es la clave del éxito.

Toda la estrategia de venta deberá prepararse minuciosamente antes de hacer saber al mercado la disponibilidad de tu empresa y por supuesto antes de contactar con ningún comprador. En la medida de lo posible, deberás ser tú como vendedor quien maneje los tiempos, no aceptando primeras y dudosas ofertas. Hay que elegir el momento adecuado, bien por el propio valor que tenga tu compañía en ese instante como por las propias circunstancias que envuelven la negociación. Todo comprador querrá adquirir una empresa o negocio que todavía tenga recorrido en el mercado. Mi consejo es que no esperes demasiado antes de vender y que sobre todo la venta no surja de una necesidad puntual sino de la reflexión.

Una opción intermedia a la venta puede ser plantear una salida 'parcial', manteniendo parte del paquete accionarial o siguiendo vinculado como trabajador. Dependiendo de qué tipo de salida elijas los criterios a la hora de buscar posibles compradores pueden variar. Si decides seguir vinculado en el corto plazo en la compañía, el socio ideal será el que permita al proyecto seguir evolucionando, en constante crecimiento y complementando y dando viabilidad al negocio. Si por el contrario decides una venta en la que te vas a desvincular totalmente puedes buscar otras alternativas que maximicen tu retorno vía venta a un fondo de inversión o similar, con la consiguiente fagocitación del negocio.

Como en toda planificación estratégica siempre es recomendable tener un plan B, ya que una negociación no alcanza su objetivo hasta que estampas tu rúbrica en las escrituras de compra-venta ante notario. Antes de empezar a negociar conviene por tanto tener cerrado posibles acuerdos de venta con más de un candidato. Esto permitirá consolidar tu poder de negociación con cada uno de ellos si saben que no son los únicos interesados.

¿Y después de una venta satisfactoria?. Si has sido agraciado y en este proceso de desemprendizaje has conseguido algo más que recuperar tu inversión inicial es momento de volver a reflexionar. ¿Reinvertir en un nuevo negocio?. ¿En el negocio de otros?. Ya que en este didáctico recorrido empresarial no sólo has podido ganar unos cuantos euros, la incalculable experiencia adquirida es una verdadera remuneración no económica muy valorada y capitalizable en el mercado de trabajo actual. ¿Me compras?.

Aitor Jiménez

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