
Vitoria es uno de los polos mundiales de implantología oral y medicina regenerativa al albergar el BTI Biotechnology Insitute, al que cada año acuden más 2.000 médicos de todo el mundo para acceder la formación más avanzada
Llama la atención de que Vitoria, una ciudad de apenas 250.000 habitantes se haya convertido en uno de los grandes polos mundiales del más alto desarrollo tecnológico en biomedicina regenerativa e implantología oral. Más información en la Revista Digital País Vasco.
Esto no se ha conseguido con ningún gran programa público de potenciación de nuevos sectores de alto valor añadido, ni con subvenciones, ha sido gracias al esfuerzo y apuesta de un médico fuera de serie, el doctor Eduardo Anitua (cirujano especializado en Estomatología), que fundó y dirige el BTI Biotecnology Institute, una referencia mundial en la que trabajan 310 profesionales de altísima cualificación y en el que se han desarrollado más de 300 patentes, de 46 familias y cerca de 300 publicaciones en revistas científicas internacionales.
Las patentes, según Anitua, 'son nuestro mayor patrimonio y exigimos vivir en un país que las defienda'. Sin embargo, lamenta que el celo que tienen los americanos para proteger su tecnología no tenga un equivalente en Europa, que se muestra débil y acomplejada.
Tras la marca BTI Biotecnology Institute hay un entramado empresarial de origen familiar, que se estructura a través de 17 sociedades, que actúan en diferentes unidades. Los activos físicos principales de BTI son la clínica de Vitoria, en la que se ubica la atención a los pacientes, una de las áreas de I+D, una potente División de Formación y un área de Marketing y Comunicación que incluye una productora de televisión propia para la elaboración de los vídeos de intervenciones y tutoriales para los facultativos que han de emplear los productos de BTI.
Después se encuentra la planta situada en el Parque Tecnológico de Vitoria (Miñano), donde se centra la producción mecánica de los implantes, equipos de laboratorio y de la electrónica, así como las unidades de investigación correspondientes a electrónica y superficies.
A partir de aquí hay siete delegaciones oficiales repartidas por Estados Unidos, Alemania, Canadá, Reino Unido, Italia, Portugal y México, más distribuidores en otra quincena de países.
De esta forma, en la actualidad BTI da empleo directo a 310 personas, el 85 por ciento licenciados superiores multidisciplinares (médicos, farmacéuticos, biólogos, ingenieros, etc), de los cuales 50 se dedican exclusivamente a I+D (el 16 por ciento de la plantilla). El volumen de negocio anual de este grupo ronda los 30 millones de euros.
Anitua ha recibido muchas ofertas para irse a trabajar al extranjero o franquiciar el modelo de clínica BTI, pero ha rechazado todas ellas porque para él es un orgullo mantener en Vitoria el desarrollo tecnológico.
De la cirugía dental a la medicina regenerativa
Los desarrollos científicos logrados por el equipo de BTI inicialmente iban destinados a su ámbito de actividad, a mejorar la implantología oral, pero después se vieron que esos avances se podían extrapolar a otras disciplinas médicas, como así ha ocurrido, lo que ha afianzado el trabajo de BTI y disparando su prestigio internacional.
El descubrimiento más relevante y que mayor proyección internacional ha proporcionado a Anitua y a BTI es el desarrollo de Endoret, un plasma autólogo (desarrollado a partir de la sangre del propio paciente) rico en factores de crecimiento que permite acelerar la regeneración de los tejidos y recupera las funciones dañadas. La regeneración celular se acelera entre un 30 y un 50 por ciento y se ha demostrado muy efectivo en tratamientos orales, dermatológicos, traumatológicos y oftalmológicos. Un gran número de deportistas internacionales de élite, entre ellos Rafa Nadal, han podido recuperarse mucho más rápido de molestias y lesiones.
Otro desarrollado tecnológico el sistema Apnia, partió del estudio del desgaste dental como fórmula para ayudar en el diagnóstico y tratamiento de las apneas de sueño. Aquí BTI desarrolló un dispositivo electrónico, de sencillo manejo, para analizar los ciclos de sueño y diagnosticar la anomalía, para después hacer un dispositivo intraoral personalizado de reducido tamaño que evita las apneas y permite mejorar la salud del paciente.
Medio profeta en su tierra
Eduardo Anitua ha conseguido ser profeta en su tierra, pero sólo a medias. Desde determinados ámbitos -principalmente del mundo investigador e industrial- se reconoce su esfuerzo, sus investigaciones patentadas y de relevancia internacional de sus logros médicos. Se puede decir que atesora múltiples premios y reconocimientos en sus estanterías. Sin embargo, esto no es tarjeta de presentación suficiente para que la Sanidad pública vasca integre los desarrollos de BTI en los tratamientos de los pacientes. 'Es triste que me resulte más fácil vender en Japón que vender en Osakidetza', repite Anitua en diferentes foros e insiste que, más que subvenciones, lo que necesita la industria para desarrollarse es vender sus productos -bajo la premisas competitividad- que es lo que les permite crecer y que puedan seguir innovando.
Frente a la imposibilidad de vender a la Sanidad vasca, Anitua destaca el hecho de que la exigente Alemania, país caracterizado por una potentísima industria medico-farmacéutica, sea el segundo mercado de la compañía. Además destaca como el 50 por ciento de los pacientes que acuden a la clínica proceden de fuera de Vitoria Y también exporta el 50 por ciento de su producción.
Pero lo más irónico tal vez, como relata Anitua, es que BTI han tenido que realizar un esfuerzo adicional para conquistar esos mercados internacionales porque el hecho de llevar la Marca España o la Marca Euskadi no abre puertas, ni otorgan un prestigio equivalente al 'Made in Germany'.
Captación de turismo de máximo nivel científico
Otra de las características de BTI Biotecnology Institute es su división de formación, tanto para cualificar a su personal, como para formar a médicos que quieren utilizar sus técnicas. Unos 2.000 médicos pasan cada año por las instalaciones de BTI: 'miles de médicos internacionales se desplazan hasta aquí, hasta Vitoria para formarse', recalca con orgullo de mostrar su ciudad. 'Me alegro de hacer de embajador para nuestra tierra'.
Otra característica del centro de Anitua es la extensa red de colaboraciones que tiene con el mundo científico internacional, ya que 'colaboramos con más de 50 universidades de todo el mundo' y además 'estamos participando en siete u ocho ensayos clínicos con otros centros'.
Más de 30 años de pasión por el trabajo
La jornada laboral de Eduardo Anitua dista muchísimo de las 35 horas que se propugnan en la administración pública vasca. La suya ronda las 70 horas semanales y su centro de trabajo es el mundo entero, ya que viaja muchísimo. Pero Anitua es un apasionado de lo que hace, le encanta el quirófano y la investigación. Lamenta que en la sociedad actual 'se haya perdido la cultura del esfuerzo'. Su mayor recompensa es ver que sus tratamientos ayudan a sanar a muchas personas y se siente orgulloso 'de que no nos hayamos conformado y hayamos transcendido a otras áreas de la medicina'.