Mientras se lucha en Bruselas contra la competencia desleal china (dumping) y se exige a Madrid que no penalice vía tarifa eléctrica, la debilidad financiera de las acerías vascas demuestra que se hace necesario un rediseño del sector. Más información en la Revista Digital País Vasco.
La constitución de la Mesa del Acero Vasco, auspiciada por el Departamento de Desarrollo Económico y Competitividad del Gobierno vasco para hacer frente a la crisis que vive el sector, puede ser un elemento muy relevante para el futuro de una industria bicentenaria en Euskadi que ha tenido que reinventarse, rediseñarse, reconvertirse varias veces para poder sobrevivir.
España es el cuarto productor europeo de acero y desde el País Vasco sale el 29% de lo que se produce. En Euskadi el sector del acero, -entre acerías, transformadores y fabricantes de bienes de equipo- hay unas 110 empresas, con una facturación cercana a los 5.000 millones de euros y que dan empleo a unas 15.000 personas.
Una de las principales virtudes de la nueva Mesa del Acero vasca es su propia composición: muy pocas veces se ve una asociación empresarial sectorial (Siderex); a empresas cabecera (ArcelorMittal, Gerdau, Celsa-Nervacero y Olarra), a los sindicatos (UGT, CCOO, LAB -ELA se autoexcluyó-) y al Gobierno vasco alrededor de una misma mesa, con el objetivo común de reflexionar y actuar conjuntamente para sacar adelante sus empresas.
Esta mesa acordó analizar una serie de temas y empezar a constituir grupos de trabajo.
Una movilización similar, aunque en esta caso fue una manifestación se produjo este lunes en Bruselas. Más de 5.000 trabajadores, directivos de empresas, gobiernos regionales y sindicatos se manifestaron ante la Comisión Europea lanzando un mensaje: S.O.S Salvemos el acero europeo frente al dumping chino que tira los precios en más de un 60%.
Dumping, energía y chatarra
Pero no sólo el dumping penaliza y merma la competitividad del acero vasco, hay más factores: energéticos y de materias primas. .
Pesa mucho en los costes de producción las altas tarifas eléctricas españolas (un 35% más caras que en Europa), pero Euskadi tiene una penalización energética adicional: la anticuada y peculiar red de distribución vasca, cuyas tarifas y peajes de acceso penalizan mucho más a la industria que en otras comunidades autónomas.
Precisamente de las tarifas eléctricas y del sector del acero estuvieron hablando el martes el lehendakari Iñigo Urkullu y el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán. Ambos criticaron la actual estructura de tarifas española, en que cerca de un 60 por ciento de la factura son impuestos y reclamaron al Ministerio de Industria que haga una reforma energética que no penalice a la industria.
Y el último gran handicap para las acerías vascas es el incremento del precio de la chatarra, materia prima principal de las acerías vascas. Mientras el mineral del hierro cuesta unos 40 dólares, la chatarra supera los 200 dólares.
Condesa, Gerdau y Celsa
La delicada situación que viven estas tres grandes cabeceras evidencian que hace falta repensar el posicionamiento competitivo del acero vasco.
La situación más crítica la vive el Grupo Condesa, que está preconcurso y que se la han quedado sus acreedores (los grandes bancos y ArcelorMittal) capitalizando los 325 millones de deuda que arrastra. Está a las puertas de ser "rescatada" por el Proyecto Phoenix, fondo de rescate para compañías sobre endeudadas, vigilado por N+1 y McKinsey.
El problema de Gerdau Europa es su accionista principal, la matriz brasileña, está centrada en su propia crisis y no tiene tiempo para pensar en el futuro y estrategias para esta filial que da empleo a 2.500 personas. De ahí que Gerdau ha puesto el cartel de "se vende".
En el caso de Celsa, grupo familiar catalán, la situación también es muy delicada ya que está tratando de volver a negociar con los bancos un nuevo aplazamiento de su endeudamiento, que se eleva a 2.700 millones, para aplazarlo más allá de 2018. En Euskadi Celsa tiene Nervacero en Trápaga (Vizcaya) y Celsa Atlantic (antigua Laminaciones Arregui). La situación en Nervacero parece tranquila, no así en Celsa Atlantic, en la que trabajan unas 300 personas, que tras cuatro años de EREs, huelgas, movilizaciones, despidos colectivos, recursos judiciales etc., parece que las partes han calmado los ánimos y han comenzado a negociar civilizadamente los ajustes de personal.
ArcelorMittal no se compromete
ArcelorMittal ha parado este mes de febrero paró la principal acería vasca, la de Sestao, enviando a casa a sus 325 trabajadores. Argumentan que la producción de esta planta no es competitiva por el dumping chino, la factura eléctrica y el coste de la chatarra.
El comité de empresa de ArcelorMittal Sestao han tratado sin éxito de que la dirección de la compañía se comprometa arrancar de nuevo la acería de Sestao si se logran avances contra el dumping y en los precios de la energía. La respuesta de la compañía es que cualquier decisión se hará en base a la "rentabilidad de la planta dentro del contexto de todo el grupo".
Si se mira cómo está el grupo ArcelorMittal el panorama no es muy alentador. En 2015 perdió 7.946 millones de dólares (7.138 millones de euros) y ha anunciado un Plan de acción 2020 que plantea reducir capacidad instalada y disminuir inversiones no estratégicas.