Opinión

El euro digital no es una criptomoneda

Christine Lagarde, presidenta del BCE.

Hay que distinguir entre monedas digitales y criptomonedas. Por ello, para poder discernirlas antes de nada, cabe decir que las criptomonedas son variaciones tecnológicas de lo que venimos entendiendo por una moneda.

Las monedas son divisibles, se caracterizan por ser susceptibles de utilizarse como pago y también para que podamos acumular ahorro. Y las criptomonedas tienen esas características pero son únicamente de naturaleza digital, o sea virtual, lo que hace que no sea factible que tengan posibilidad de que puedan llegar a ser algo físico como el efectivo (monedas y billetes).

Las criptomonedas se basan en lo que se viene entendiendo como tecnología blockchain, en castellano "cadena de bloques". La blockchain se caracteriza por algo importantísimo, que es tener una cadena de nudos que conforman la criptodivisa descentralizada y que realmente se sustenta en esos bloques y nudos. Por tanto, es condición sine qua non que sean conformadas de esta manera para que puedan ser consideradas como criptomonedas. Y que también, evidentemente, se encuentran desperdigados por lugares digitales diversos. De esta manera nadie tiene nunca toda la información, porque no existiendo centralización es imposible que se tenga en un solo sitio toda la información.

Además, tienen también la importante característica de que toda esa información, cada nudo, esté impresa en ellos, por lo que su trazabilidad es perfecta. Y eso es muy útil para poder conocer con exactitud toda la operativa.

Existen miles de criptomonedas, también denominados criptos o criptoactivos. Y se debe señalar que de entre toda esta pléyade de monedas virtuales, las que son las más importantes son el Bitcoin y Ethereum. Las demás son de un carácter en general muy menor.

La primera criptomoneda que se creó precisamente fue el Bitcoin por Satoshi Nakamoto, que algunos dicen que se trata de un colectivo y no de una persona física concreta. El bitcoin es la única criptomoneda que en la práctica no puede ser incautada, pues, en realidad, las demás criptomonedas sí lo pueden ser.

Conviene señalar que ninguna de las CDBCs, las monedas digitales de los bancos centrales como el euro digital, ni son una criptomoneda ni podrán tener nunca esa condición, pues no tienen precisamente la característica necesaria de ser descentralizadas, lo cual es indispensable para tener esa consideración. Tan solo son monedas digitales, como su propio nombre expresa con claridad.

Este tipo de moneda virtual, al estar centralizado su origen, permiten un control de durabilidad, de utilización, etcétera, además de poder conocer al que utiliza dicha moneda digital identificándolo con una total precisión. Lo cual permite a su creador que tenga libre disposición de esa moneda, lo que va a ocasionar cambios en la masa monetaria y, en concreto, que incluso se pueda llegar a distorsionar el ciclo económico y las preferencias de consumo al estar todo el proceder de su utilización al albur del creador de esa moneda digital.

Además, sinceramente, todas las características que señala el Banco Central Europeo (BCE) que van a servir de mejora, y que por lo tanto hacen necesario la creación del euro digital, no son realmente necesarias porque ya existe la posibilidad de poder llegar ahí por otras vías.

Según el BCE, el euro digital ofrece diversas ventajas como pagos más rápidos y seguros, mayor inclusión financiera, menores costos de transacción, mayor flexibilidad en los pagos, mayor transparencia y menos dependencia de intermediarios financieros privados…

Pero todo eso se puede llegar a conseguir perfectamente, sin lugar a ningún género de duda, sin necesidad de crear esta moneda digital que la abogada Christine Lagarde, presidenta del BCE, postulada a la dirección ejecutiva del Foro Económico Mundial y anteriormente directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) quiere poner ya en marcha este mismo año.

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