
"Estamos en una era de rearme". La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se mostró tajante el pasado mes de marzo. Ante la amenaza militar rusa y el menguante apoyo de Estados Unidos a la seguridad europea, a Bruselas no le ha quedado más remedio y ha presentado un plan con el que pretende movilizar hasta 800.000 millones de euros en defensa.
Entre 2021 y 2024, el gasto total en seguridad de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) aumentó algo más de un 30%, hasta alcanzar el año pasado 326.000 millones de euros, alrededor del 1,9 % del PIB comunitario. Pero no es suficiente.
Gigantes europeos como la alemana Rheinmetall, la británica BAE Systems, la italiana Leonardo, la francesa Thales o el conglomerado Airbus Miltiary afrontan el reto de incrementar su capacidad y reducir la dependencia de Estados Unidos, al tiempo que sus previsiones de ingresos se multiplican ante los nuevos contratos en marcha.
Urge por ello crear compañías cada vez más grandes y más fuertes, con capacidad de afrontar los desafíos que vienen. Y España puede jugar ahí un papel fundamental gracias a Indra. Esa es la razón precisamente por la que se ha puesto en marcha desde hace unos meses el proyecto de fusión con Escribano Mechanical & Engineering (EME), una empresa que le abre la puerta a la fabricación de armamento., objetivo por el que, de hecho, ya ha modificado sus estatutos.
Y esa es la razón, sobre todo, por la que ha entrado en la puja para hacerse con Iveco Defence, la división de vehículos blindados del gigante de la automoción italiano. Se trata de una de las empresas más codiciadas del sector, con una cartera de pedidos de 4.000 millones, por lo que el interés de Indra en la adquisición cobra especial relevancia y tiene todo el sentido.