Opinión

¿Por qué Trump quiere Groenlandia?

  • El interés por el Ártico se extiende más allá de los ocho Estados que lo componen

El Ártico fue una región remota del planeta que estuvo al margen de las disputas internacionales durante siglos y que volvió a estar aislada de la rivalidad geopolítica desde el final de la Guerra Fría.

El Consejo Ártico se creó en 1996 para promover la cooperación, la coordinación y la interacción entre ocho Estados y seis asociaciones regionales de pueblos indígenas y de otros habitantes del Ártico sobre cuestiones comunes y, en particular, sobre desarrollo y medioambiente.

Los Estados árticos son Canadá, Dinamarca, Estados Unidos (EE. UU.), Finlandia, Islandia, Noruega, Rusia y Suecia, es decir, siete miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), además de la Federación de Rusia, dueña del 53% del litoral ártico.

El funcionamiento del Consejo Ártico y la cooperación entre estos Estados está suspendida desde que se inició la guerra en Ucrania, mientras que la competición por el Ártico, sus rutas de navegación y sus recursos naturales ha adquirido un carácter más geoestratégico.

Todo ello está sucediendo en un contexto de enfrentamiento entre la OTAN y Rusia, a la vez que esta ha girado con determinación hacia el Este, hacia Asia. La importancia de la Ruta Marítima del Norte (RMN) que atraviesa el Ártico está creciendo vertiginosamente y se está convirtiendo en el corredor logístico marítimo más seguro y de porvenir más prometedor en el planeta.

La demanda mundial del uso de la RMN está explotando, como prueba el tráfico de 38 millones de Tm de carga que la navegaron en 2024, un incremento del 44% sobre el año anterior.

La inseguridad en la ruta meridional del tránsito comercial a través del Canal de Suez, a partir de octubre de 2023, la presión de las sanciones económicas sobre Rusia y la amenaza de aranceles comerciales están redirigiendo el tráfico logístico hacia la RMN.

Estos incentivos y oportunidades están revolucionando la modernización de la RMN, que está disfrutando una época dorada de renovación de puertos, de incremento de servicios y capacidades de emergencia y rescate y de aumento de la flota de buques rompehielos. Los cortahielos están operativos, en la actualidad, en la RMN a lo largo de prácticamente todo el año natural.

Esta dinámica en la RMN está incrementando la necesidad de contar con flotas de mercantes que no sólo sean capaces de transportar petróleo o gas natural licuado, sino, también, otros minerales o tierras raras, de las que el Ártico cuenta con yacimientos innumerables.

El interés por el Ártico se extiende más allá de los ocho Estados Árticos. Asia es el motor del crecimiento económico del mundo y China y la India, dentro de ese continente, poseen el 47% de la riqueza nominal del planeta y sus economías continuarán creciendo durante los años próximos.

Estas dos potencias económicas está mostrando un interés creciente por el Ártico, de tal forma que China firmó en mayo de 2024 un acuerdo de cooperación con Rusia en esa región y la India hizo lo mismo un mes después, aunque ninguna de las dos es Estado ártico. Este es el caso también de Bielorrusia o de los Emiratos Árabes Unidos, ambos con una gran especialización en industrias relacionadas con el negocio naviero, como son la construcción de buques, los reaseguros o la consultoría para el sector fabril o para el logístico. Por otro lado, la OTAN está incrementando la tensión en la región porque está estimulando la navegación frecuente de las Armadas de algunos de sus países miembros, como el Reino Unido, Bélgica, Francia, Alemania o los Países Bajos.

Asimismo, el gobierno de Trump está realizando reclamos públicos sobre las absorciones de Canadá y de Groenlandia por parte de EE. UU. con el objeto de controlar la entrada y la salida del Ártico desde el Atlántico Norte, lo que reconfiguraría el equilibrio ártico presente.

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