
Red Eléctrica (Redeia) prepara una importante modificación del llamado Servicio de Respuesta Activa de la Demanda (SRAD). Una reforma que tendrá el objetivo de endurecer los requisitos para las compañías que estén dispuestas a dejar de consumir para garantizar la continuidad del suministro. Uno de los cambios más relevantes planteados por el operador es la reducción del tiempo máximo de activación del servicio, que pasa de 15 minutos a solo 12,5 minutos.
Con ello, el SRADse acerca al estándar europeo y refuerza su capacidad de respuesta inmediata en momentos críticos del sistema eléctrico, como los desajustes de generación o picos inesperados en el consumo. La modificación ampliará además la cantidad de empresas que pueden ofrecer el servicio. Resulta por ello evidente que este cambio normativo en el SRAD es indicado ya que facilitará recuperar la estabilidad del sistema para evitar que ocurra otro apagón. Ahora bien, Redeia demuestra con ello que tenía a sus disposición herramientas que podrían haber ayudado a evitar el mayor colapso energético sufrido nunca en la historia de España. De hecho, el gestor de la red no pudo hacer nada evitar el apagón en todo el país, limitándolo solo a Extremadura por la falta de generación. Algo incomprensible habida cuenta de que es responsabilidad de esta compañía velar porque siempre exista energía suficiente para actuar frente a cualquier problema de tensión. El crecimiento acelerado de las renovables hacía más probable que este tipo de situaciones llegara a ocurrir. Pero a la vista está que Redeia no ha sabido estar a la altura y solo ahora una vez ocurrido el apagón parece tomar decisiones oportunas, pero insuficientes, para evitar que algo similar pueda volver a ocurrir.