Opinión

Los desorientados

Foto: eE

Un domingo es un buen día para pararse a ver en las calles la placidez de nuestras vidas. Los paseos de domingo denotan una situación que se aleja notablemente de la más propia del cruel mundo que nos rodea. Conflictos presentes como la migración, la guerra de Ucrania, el genocidio de Netanyahu sin fin en Palestina, Trump en su máximo resplandor, sus acólitos que van conquistando el mundo, el narcisista e imperialista Putin, una controvertida Ucrania con Zelenski…. hoy ya no es "tan amenazante" la expansión económica de la China de Xi Jinping. ¿Y la India?

El mundo ha girado diametralmente en poco tiempo, y no ha sido para bien. Europa se ha quedado sola. Nuestra intensa dependencia, energética, defensiva e incluso de liderazgo, alargada durante muchas décadas, ha dejado bien a las claras una falta de entidad -de personalidad- de la que tal vez no nos habíamos dado cuenta, y que nos ha situado en una alineación tan profunda que recientemente nos ha dado un serio revés.

Estamos desorientados. ¿Dónde están los que se decían amigos? ¿Por qué (nos) hacen esto? ¿A quién acudo ahora? ¿De dónde obtener nuevos recursos? ¿Qué pasa con mis ventas? ¿Qué le digo a mis empresas? ¿Se ha caído el modelo económico y social, mundial, al que seguíamos? ¿Cuál es ahora nuestro modelo y por qué no nos pertenece?

Quizás pocos recuerden ya el asalto al Capitolio en Washington hace escasamente poco más de cuatro años. ¿Por qué sucedió aquello? ¿No estábamos hablando de la democracia más fuerte -o al menos modélica- del mundo? ¿Qué consecuencias tuvo? Parece que se nos olvidó, como un episodio aislado y sin mayores consecuencias, pero hoy vemos que sus efectos han llegado incluso por una vía en teoría más "normalizada" como es una victoria electoral: algo que ya pasó en la Alemania de 1933: Hitler no asaltó el poder, lo gano en las urnas; los seguidores de Trump asaltaron el poder a la fuerza y éste lo ganó en las urnas. Ya lo dijo Winston Chuchill, "la democracia es el peor sistema de gobierno, a excepción de todos los demás."

La Historia…. ¿recuerdan aquel pacto que firmaron los ministros de Hitler y Stalin en 1939, Ribbentrop y Mólotov? ¿no les recuerda al todavía no entintado por Putin y Trump? Aquel lo sufrieron, en primer término, los polacos, luego los checos, húngaros y un largo etcétera…. Ahora se ha empezado por Ucrania, ¿quién será el siguiente?

¿Recuerdan también, poco antes, la pasividad de Francia e Inglaterra frente a la sublevación armada de Franco en la España de 1936? ¿Se arrepintieron alguna vez? ¿Qué pensaría George Orwell? ¿Qué pensarían los soldados de la Nueve, en la División Leclerc, cuando entraron en una liberada Paris que Hitler había ordenado arrasar en su huida? ¿Ardía Paris?

Estamos desorientados ¿Quiénes somos? ¿O en qué nos hemos convertido? O mejor aún, ¿en qué hemos dejado que nos conviertan? ¿Nos hemos quedado solos? Quienes caminaban junto a nosotros, se han desmarcado en líneas extremas de desprecio al otro, que rayan en el odio al que no es o no piensa como yo, o peor aún, al que no se somete a mí. Hemos pasado de un liderazgo mundial o un ejercicio absoluto del poder por la fuerza: han asaltado nuestro Capitolio. Hoy estorban a un condenado por la Justicia como Trump todos aquellos que disienten, también ya las universidades como Harvard o Columbia. Y todo esto nos han pillado de paseo dominical, sintiendo lejanos e inocuos a nosotros a aquellos Milei, Orban o la también condenada Marie Le Pen,… y a su vez en nuestro país a aquellos que empezaron negando la violencia de género y queriendo destruir las autonomías, y veremos dónde acaban.

Nuestra preocupación han sido nuestros más egoístas intereses, concretados en nuestro particular estatus y bienestar. ¿Quién es Milei, en qué me afecta a mi Argentina? ¿Qué más da si Netanyahu ha matado ya indiscriminadamente a miles de civiles en Palestina día tras día durante cerca de dos años? ¿Qué más da que la Corte Internacional le haya declarado prófugo por crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad? ¿Por qué países como Hungría, con Orban al frente, pero integrados en la Unión Europea, desoyen órdenes de detención internacionales?

Nos quedan los principios. Quizás poco más, pero también nada menos. Principios que Europa debe poner en valor de manera constante y relevante, pese a que algunos trumpistas se nieguen a ello y no sepan responder más que con discursos de "patrias" a las que luego no defienden frente a una agresión tan severa para sus ciudadanos como son los aranceles de su ídolo y modelo Trump; no en modo de meras banderas y venenosas demagogias; sí defendiendo nuestros principios, y no adulando a otros que, no por ser extranjeros, sino por sus acciones, merecen todo el rechazo de todos.

Ciudadanía, humanismo, solidaridad, igualdad, libertad, fraternidad… Viene todo de aquel espíritu que nos ilustró en la Revolución francesa en 1789 y que se consagró en 1848 de nuevo en aquel país (y que se cerró a nivel mundial un siglo después con la Declaración Universal de los Derechos Humanos). Se trata de una senda en la que se han forjado nuestros valores, nuestra identidad, la propia de nuestra Europa y de nuestro mundo, nuestra esencia. Una Europa que finalmente reconoció la necesidad de mantener una firme unidad frente a aquellos fascistas y dictadores de los años 40 del pasado siglo, y que hoy ha de recuperar esa firmeza y convicción ante esta amenaza del nuevo fascismo, comercial e imperialista, de esos que conforman la entente Trump-Putin. Algunos no están tan lejos, están aquí en nuestro país y tienen sus propias siglas y su propia voz (frente a ellos deben estar ciudadanos y también, unidos, confiemos, los partidos de Estado).

Decía Amin Maalouf en boca de uno de sus personajes de su obra "Los desorientados": "…Siempre despreciamos la propia época, igual que idealizamos los tiempos pasados. No me cuesta imaginarme de republicano en la Barcelona en 1937, o de maquis en Francia en 1942, o de compañero del Che. Pero mi vida transcurre aquí y ahora, y es aquí y ahora cuando tengo que escoger: o me atrevo a meter baza o me quedo al margen."

Toca orientarnos, aquí y ahora. Son necesarias personas útiles; el problema puede ser cuando tenemos personas que quieren ser importantes (personajes), pero no útiles, y este tiempo no puede permitirse algo así. Hombres como Hermógenes Molina y Pedro Zárate, los protagonistas de aquel "Hombres buenos" de Arturo Pérez Reverte (seguramente su libro más importante), eran hombres de deber, presididos en sus acciones por sólidos y compartidos principios, que conocían lo que eran y reconocían lo que querían llegar a alcanzar, no solo para sí, sino para la sociedad y la ciudadanía de la que se sentían parte. Eran hombres dentro del más fiel ideal humanista y sabían que, pese a ello, no les faltaban enemigos. Estaban seguramente mejor orientados que nosotros.

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Viceconsejero de Planificación Estratégica. de la Vicepresidencia Primera de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha.

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