Opinión

Hacia una cultura empresarial sólida en organizaciones con equipos deslocalizados

  • Revista de Buen Gobierno, Iuris & Lex y RSC
  • Un momento clave para tener en cuenta en todo este proceso es el 'onboarding'
  • propensos a actuar en sintonía con la cultura corporativa
Foto: iStock

Los valores y la cultura son la base sobre la que se construye cualquier empresa. Cada vez más, las compañías que construyen una base sólida de valores y fomentan una cultura clara, tienen mayores posibilidades de éxito. De hecho, según un estudio de Harvard Business Review, los equipos con un fuerte sentido del propósito y con valores compartidos tienen un aumento del 17% en el desempeño de su trabajo en comparación con aquellos que no los tienen. Por ello, establecer una cultura organizacional sólida y comunicar eficazmente los valores resulta esencial para el éxito a largo plazo de cualquier organización.

En este sentido, las empresas que cuentan con múltiples delegaciones o centros repartidos por un amplio territorio, enfrentan un doble desafío: no solo deben construir una cultura y valores sólidos desde su núcleo central, sino que también tienen la compleja tarea de garantizar que estos principios se vivan y respiren en cada una de sus delegaciones, independientemente de la ubicación geográfica de cada una de ellas.

En este tipo de compañías, es fácil que se produzca una desconexión entre los valores corporativos fomentados desde la sede central y la realidad diaria de los empleados en las distintas ubicaciones en las que se encuentran. Para evitarlo, el área de Personas y Cultura juega un papel fundamental, ya que es responsable de transmitir los valores y la cultura corporativa como principal seña de identidad de la compañía, acercándolos a todas las personas sin importar dónde se encuentren. De este modo, valores como innovación, superación, eficiencia, o trabajo en equipo, no quedarán en meras palabras, sino que se convertirán en el núcleo de la actividad diaria de cada miembro de la organización, impulsando una cultura compartida que fortalezca la identidad y el rendimiento de la empresa a nivel global.

En este contexto, las empresas deben gestionar su capital humano mediante un enfoque descentralizado. La presencia de equipos de Recursos Humanos en cada delegación – que actúen como embajadores de la cultura organizacional – permitirá que, al estar más cerca de los equipos locales, los responsables de esta área puedan adaptar las políticas globales a las particularidades de cada delegación, asegurando que los empleados se sientan valorados y alineados con la misión de la empresa desde el primer día de su incorporación.

Un momento clave para tener en cuenta en todo este proceso es el onboarding, que representa una oportunidad estratégica para integrar a las nuevas personas de cada equipo en la esencia misma de la organización. Un onboarding que sea cercano y adaptado a las necesidades individuales no solo facilita la transición de los nuevos miembros del equipo, sino que también refuerza su comprensión y alineación con los valores de la empresa desde el primer día en el que se incorporan a la misma.

Así, se mejora su experiencia al tiempo que se genera un compromiso más profundo y un compromiso duradero, creando una base sólida para su desarrollo dentro de la compañía.

El papel del equipo de Personas y Cultura en las diferentes delegaciones es igualmente esencial para garantizar la continuidad de esta integración. Al estar presente en el día a día de los centros, pueden monitorear de manera proactiva la satisfacción y el grado de compromiso de los equipos, identificando posibles áreas de mejora, reforzando el sentido de pertenencia e incrementando la cohesión interna. Las personas que se sienten valorados y escuchados en su día a día son, en efecto, más propensos a actuar en sintonía con la cultura corporativa y a contribuir de manera significativa a los objetivos colectivos.

También hay que tener en cuenta que, más allá de las dinámicas internas en cada delegación o centro de trabajo, fomentar la colaboración entre las diferentes ubicaciones es clave si queremos lograr una cultura corporativa sólida y unificada. Promover el intercambio de conocimientos, experiencias y mejores prácticas entre los distintos equipos impulsará el crecimiento profesional de cada persona al mismo tiempo que garantiza una aplicación coherente de los valores y principios organizacionales en toda la empresa.

Vivimos en un contexto globalizado en el que es cada vez más común que las organizaciones operen a través de múltiples ubicaciones. Por ello, la capacidad de las compañías para difundir y mantener una cultura corporativa cohesionada será determinante para su éxito y una ventaja competitiva respecto al resto de organizaciones. Solo mediante una gestión de Recursos Humanos descentralizada, que permita adaptar y transmitir los valores de la organización en todas las delegaciones y centros, se podrá asegurar que los valores y la cultura de la empresa se mantengan arraigados y vigentes, sin importar la distancia entre las distintas ubicaciones en las que se realiza la actividad.

El impacto positivo de esta estrategia es innegable: una cultura organizacional fuerte se traduce en una mayor fidelización del talento y una mayor motivación y productividad. Todo ello, sin lugar a duda, se traducirá en un rendimiento empresarial superior, sostenible y duradero en el largo plazo.

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Director de Personas y Cultura de Aquaservice

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