Opinión

Trumpismo made in Spain

  • Mientras Trump nos atraca con aranceles Sánchez nos asfixia con impuestos

Aunque nunca fueron buenas e incluso tensas por momentos, es del todo punto manifiesto que las relaciones de gobierno de Pedro Sánchez con la nueva administración estadounidense han comenzado de forma convulsa y con síntomas de crispación. Las exigencias trumpistas para aumentar las inversiones en defensa y el apoyo a Ucrania y a Zelenski son sólo dos de las cuestiones más problemáticas entre ambas administraciones, pero no las únicas ni las más importantes, que llegan incluso al terreno personal.

Recordar que ya en la primera legislatura del republicano durante una cumbre del G-20 en Japón Trump mando callar y sentar a Sánchez quien, como el reelegido presidente norteamericano, ni olvida ni perdona. Porque a pesar de sus aparentes diferencias doctrinarias, uno como líder del patrioterismo ultraconservador y el otro como aspirante sin causa a caudillo del frente contra la ultraderecha y la tecnocasta, ambos dirigentes muestran alarmantes similitudes de talante y en su actuación y proceder más propias de gobernantes autocráticos que de demócratas respetuosos con las libertades y el derecho.

Cuando Sánchez se enfrenta a Trump confronta con su propio espejo. Arrogancia, soberbia, desprecio a la oposición y al Estado de Derecho, carencia de proyecto ideológico, ataques a los jueces, asalto a la división de poderes, colonización de las instituciones, fobia al Parlamento, rechazo a los controles democráticos, falta de escrúpulos y pactos contra natura con los enemigos de su país. Todo para mantenerse en el poder, cueste lo que cueste y caiga quien caiga.

Una suerte de populismo interesado, aderezado con indultos a la carta para amigos y correligionarios y un intervencionismo en la política que también se traslada a la economía en perjuicio del libre mercado y de la libertad de empresa, con la diferencia que mientras el mandatario americano, nos atraca con aranceles el inquilino de La Moncloa nos asfixia con impuestos.

Una guerra arancelaria que puede convertirse en un boomerang para la economía estadounidense. Expertos de EE UU estiman que la imposición de aranceles costará en torno a 1.500 euros adicionales a cada familia norteamericana por el efecto de la inflación. Eso, además de las constatación de que las bolsas del gigante americano perdido ya todo lo que ganaron tras la reelección de Trump.

Los dos jefes de gobierno muestran también una alta capacidad para fomentar la polarización social y para controlar y manipular el mensaje y el relato convirtiendo sus engaños, que ahora llaman cambios de opinión, sus veleidades y sus incumplimientos del programa electoral en nuevas oportunidades para afianzar sus ambiciones, culpar al adversario y seguir embaucando a sus votantes.

Por eso, apoyado en estas premisas y agotado ya el comodín de Franco, Sánchez se ha buscado ahora otro enemigo público para tapar los problemas judiciales de su esposa, su hermano y su partido, sus promesas en el limbo, sus incapacidades de gestión y sus pactos con golpistas, delincuentes condenados y herederos de los terroristas. Mientras comete un golpe de estado contra la Constitución, contra la igualdad entre los ciudadanos y los territorios de España y contra el Estado de Derecho, cediendo al chantaje de los independentistas catalanes con una quita de deuda que vamos a pagar todos los españoles y con la delegación de las competencias sobre inmigración, una cesión, con tendencias similares a las expulsiones de inmigrantes de Trump, en la que el sanchismo -el PSOE ya no existe- asume el discurso xenófobo y racista de Junts y que, como no oculta Puigdemont, supone un paso más hacia la segregación de España.

Y para completar el esperpento ahí siguen Vox y Santiago Abascal como principales aliados y jugando a tonto útil del sanchismo. Por si no fuera suficiente con sus giros hacia la extrema derecha integrándose en el grupo Patriotas por Europa que lidera el húngaro pro Putin Viktor Orban, además de por sus ataques al Partido Popular, ahora se presentan como apóstoles de las tropelías arancelarias y antieuropeas de Donald Trump, mientras celebran como propios los resultados de la ultraderechista Alternativa por Alemania (AfD) en las elecciones legislativas alemanas.

Como hemos repetido casi hasta la saciedad si Abascal, sus colaboradores y sus voxtantes aman tanto a España como dicen lo mejor que pueden hacer es disolverse.

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