
Las dos grandes patronales del aceite de oliva, Asoliva y Anierac, viven una batalla en su seno. Todo arrancó en noviembre cuando Dcoop denunció a ambas por permitir prácticas fraudulentas, con la mezcla de aceite de distintas categorías sin comunicarlo al consumidor.
Y ahora otro gigante nacional del sector, Deoleo, sale en apoyo de su rival, abandona la junta directiva y denuncia comportamiento poco ético por parte del director general de Asoliva, Rafael Pico, que ha nombrado subdirector a su hijo y a espaldas de los socios. No obstante, el gran problema es que esta batalla sin cuartel hace que las patronales se fracturen. Una división que llega además en muy mal momento por la amenaza de que EEUU imponga aranceles al producto.